Redacción Santo Domingo
Un grupo de 75 recolectoras de concha compartieron sus experiencias en la lucha por la defensa del ecosistema manglar y sus derechos ambientales, económicos y sociales. En este cónclave participaron delegadas de Manabí, Esmeraldas, El Oro y Guayas. También de organizaciones de Brasil, Colombia, Honduras y México.
Silvia Quevedo, representante de Honduras, relató sobre la lucha que tuvieron las concheras de este país para trabajar en los manglares. Esta actividad era privativa de los hombres. Ella comentó que tuvieron que transcurrir 16 años para que las concheras puedan recolectar moluscos y de esta forma ayudar a la educación y alimentación de sus hijos.
80 por ciento
de los bosques de manglar que había en Muisne fue deforestado en los últimos 10 años.Así mismo, Luciana Queiroz, delegada de Brasil, explicó que el trabajo con lodo y agua en los manglares causó que las concheras pierdan las huellas digitales de sus dedos. “Aún no hay estudios que puedan reforzar este fenómeno, pero esto sucede”.
Queiroz contó que ella estudió Biología y trabajó en el laboratorio de una camaronera. “Esto me permitió conocer a las concheras de mi país, y nunca regresé a mi trabajo”. Ahora ella labora en una organización que defiende los derechos del trabajo de las mujeres en el manglar.
En cambio, Carmen Julia Palacios, representante de la Asociación de Concheras de Nariño, Asconar, de Colombia, contó que la piangua (concha), “es el alimento que desde hace 16 años da sustento a nuestras familias”.
La Asconar aglutina a 520 socias. La mayoría de mujeres es cabeza de familia, que busca mejorar la calidad de vida de la comunidad. Para esto, se valen de la conservación, uso sostenible y comercio justo de la piangua.
En representación del Guayas (Ecuador) participó Juanita Francis. Esta dirigente les contó cómo un grupo de 50 niños del valle reforestó una parte del manglar de la zona sur de Guayaquil.
Los chicos, con el apoyo de una organización no gubernamental, limpiaron y sembraron manglar durante tres meses. Ellos recibían un salario de USD 10 por día.
Sin embargo, el Municipio local, en la época de la campaña electoral, rellenó la zona reforestada y terminó con la actividad de los niños y adolescentes.
Otra participante ecuatoriana en este foro fue Graciela Mairongo. Ella pertenece a la Asociación de Concheras Lidia Quiñónez. Esta organización instaló una empacadora de conchas al frío. Según la dirigente, solo les hace falta culminar el trámite del Registro Sanitario.
Esta asociación se inició con 10 mujeres. Ahora son 24, pero en realidad trabajan 100 personas entre hombres, mujeres y niños. Ellos pertenecen a las comunidades de Palma Real, San Vicente, San Antonio y Pichangal.
Sus habitantes recolectan de lunes a miércoles alrededor de 3 000 conchas. Cada ciento lo comercializan en USD 10.
Un tema en que coincidieron las concheras ecuatorianas y extranjeras es la deforestación del manglar. Ellas ratificaron que el avance de la construcción de piscinas camaroneras incide negativamente en la desaparición del manglar. “Con esto también desaparecen las conchas, cangrejos, moluscos y la biodiversidad en este tipo de bosque natural”, comentaron las asistentes.
El foro de concheras fue organizado por la Coordinadora Nacional para la Defensa del Ecosistema Manglar (C-Condem).
Una de sus dirigentes, Marianely Torres, destacó que el evento tuvo el apoyo de las mismas cultivadoras de conchas. “Cada organización del país trajo desde sus comunidades conchas, plátano, arroz, cangrejo”.
Esto sirvió para la alimentación de las participantes. También colaboraron las Organizaciones No Gubernamentales.
Este encuentro de recolectoras de concha, culminó con la reforestación de dos hectáreas de bosque deforestado. Un centenar de personas entre concheras, dirigentes y sus familias sembraron 10 000 semillas de mangle junto a una piscina camaronera, en la parroquia Bolívar, en Muisne.
Entre testimonios y pérdida de los bosques
Una de las concheras de la comunidad de Muisne es Pastora Cheme. Ella cuenta que desde muy niña recolecta conchas. “Hasta hace unos 25 años cogía unas 1 000 conchas diarias, hoy recolecto apenas 200”.
Estudios hechos por el Clirsen determinan que en Ecuador hay 44 642 hectáreas de manglares que no disponen de sus respectivos acuerdos de concesión.
Marcelo Cotera, ambientalista defensor de los manglares, afirma que las empresas camaroneras destruyeron 250 000 hectáreas de manglar por más de 30 años en todo el país. Los datos determinan que de las 269 900 ha que originalmente existieron, se ha perdido un 45%.
Rosita López, panelista del foro, rescató la incorporación del derecho de las mujeres en la Constitución. Entre ellos la igualdad entre hombres y mujeres; el enfoque de género; derechos y libertades. También los derechos sexuales y reproductivos.