En una carta publicada en este medio, Giovanni Rosanía dice que “se deberían seguir los buenos ejemplos de Venezuela cuando en los años 70, en uno de los periódicos de mayor circulación, dominicalmente se publicaba la psicopatología de los personajes de historietas”.
Continúa diciendo que “allí uno podía libremente informarse de la cualidad y personalidad de cada actor”.
Se refiere a la relación entre Batman y Robin y otras donde se podría descubrir xenofobia, racismo, etc. Dice, además, que “para efectivamente poner orden a la serie de mensajes inferidos en los dibujos animados y las viñetas, se debería contar con estudios de psicólogos o psiquiatras para que analicen a cada una de las personalidades de las historietas“””.
¿Qué implicaría hacer este tipo de análisis a los personajes de historietas?
Durante el gobierno de Hitler se censuró el arte surrealista, expresionista y otros, por considerar que afectaban a la moral promulgada por el nazismo, que de hecho era racista.
Hitler, en su constante ánimo por restringir la expresión libre del arte convocó a los mejores psiquiatras y médicos de su partido con el fin de catalogar las obras de los artistas censurados. La intención del Gobierno nazi era poner en boga el gusto patético del dictador, que además perseguía a los artistas que eran judíos.
Si mañana tenemos un grupo de psiquiatras analizando a Homero Simpson no sería de admirarse que terminen censurando todo lo que no esté en el plano de lo que un grupo de gente considere bueno o malo.