Sol, de 10 años, se conecta a clases virtuales de lunes a viernes. Su jornada escolar dura cinco horas cada día. Foto: cortesía
Hace tres semanas, los padres de Carlos Andrés, de 12 años, descubrieron que estaba conectado a sus redes sociales casi a la medianoche. Molestos subieron hasta su habitación, pero lo encontraron dormido. “No era él; alguien se había metido en su cuenta”, relata su padre, Rafael Castillo.
De inmediato, él y su esposa cambiaron sus claves y, al siguiente día empezaron a buscar información sobre seguridad digital con Carlos Andrés y Emilio, su segundo hijo que cumplió 7 años. “Les advertimos que no debían entregar las claves a familiares, amigos o, peor aún, a desconocidos, ya que pueden correr riesgos”.
Uno de los peligros es la intromisión de extraños en sus clases virtuales. También pueden tomarse sus redes. En las cuentas, por ejemplo, está toda la información personal, como direcciones domiciliarias o números telefónicos. Mientras que en las conexiones, intrusos pueden ingresar para mostrar contenido sexual: fotografías, videos u ofensas.
Por fortuna -relata Castillo- luego del cambio de claves en las cuentas de su hijo no hubo ninguna dificultad más, pero “cada vez les recordamos que en Internet corren los mismos riesgos que en la calle”.
Para Cristina Tapia, psicóloga educativa del Centro Crecemos, hablar en casa sobre el uso adecuado de Internet es fundamental; más en estos días, cuando los chicos están conectados desde temprano a sus clases virtuales.
“Niños y adolescentes -aconseja- deben rechazar solicitudes de amistad de desconocidos, no dar claves ni aceptar promociones engañosas”.
Estas recomendaciones no solo deben reforzarse en casa sino también en los planteles. Allí se deben ofrecer las seguridades necesarias en las plataformas digitales, para disminuir el peligro de ingreso de extraños a las aulas virtuales. “En los portales, como en cualquier otro medio, corren riesgos, por eso los docentes deben estar capacitados para saber cómo actuar y prevenir”.
Iván Ortiz, catedrático de tecnología de la Universidad De las Américas (UDLA), coincide en que los profesores deben conocer el manejo de los portales digitales en los cuales se desarrollan sus clases, actualizar las herramientas y de preferencia acceder solo a las que tienen licencia. Aconseja elaborar protocolos para que sus estudiantes sepan cómo reaccionar ante la presencia de extraños.
Así -apunta- si un intruso ingresa y saca al docente de la plataforma, los estudiantes debieran finalizar la sesión inmediatamente. Con ello evitarán estar expuestos a contenido inadecuado. Además, hay que denunciar el caso a las autoridades institucionales.
María (nombre protegido), estudiante de un colegio particular, vivió una situación incómoda. El jueves pasado, una persona extraña ingresó al aula virtual, a través de la que recibe clases junto con sus compañeros.
El desconocido logró sacar a la docente de la sesión; luego mostró imágenes de contenido sexual, inapropiadas. Y en cuestión de minutos, más extraños quisieron ingresar. Finalmente, todos los alumnos lograron salir de la reunión.
“Los demás niños del plantel se enteraron del caso, por lo que sintieron algo de temor”, contó una madre de familia.
Para evitar que esto suceda, en algunos planteles se ha optado por restringir la entrada de los asistentes a las clases.
En el Colegio Letort, por ejemplo, solo se acepta a los estudiantes que ingresan con sus correos institucionales, que se asignaron al inicio del año.
Además, en cada hora-clase se cambia el ‘link’. “Los profesores de las diferentes materias generan un nuevo código para acceder a la plataforma”, dice la rectora Carolina Pinzón.
Ella admite que se conocen casos de estudiantes que ingresaron para hacer bromas durante algunas clases. Unos ponían música y otros gritaban y asustaban a sus compañeros. “No fue nada grave, pero se optó por tomar estas medidas para garantizar la seguridad y la tranquilidad en la jornada escolar diaria”.
Adicionalmente, el área de tecnología del plantel registra a diario novedades para evitar problemas futuros. “Cada día pasan un reporte de lo ocurrido a cada maestro y a las autoridades educativas”.
En los establecimientos también se decidió exigir a los chicos que mantengan la cámara encendida durante la jornada escolar. Sol, de 10 años, debe acceder a sus clases ‘online’ de esta manera. Si necesita apagarla tiene que solicitar un permiso a la profesora o, a su vez, al inspector.
“Si el niño o niña tienen problemas de conexión y no pueden encender la cámara por varios días, se requiere justificar con anticipación a la inspección general o a la tutora”, señala su abuela, Elsa Torres.
Instituciones como la UDLA o la Organizaciones de Estados Iberoamericanos para la Educación, Ciencia y Cultura (OIE) ofrecen información sobre la seguridad en plataformas digitales educativas.
En el país, varios estamentos han trabajado en una web que brinda soporte: https://internetsegura.gob.ec/