Santiago Zeas. Corresponsal en Bogotá
Colombia no estará presente en la reunión del Consejo de Defensa de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), en Quito, hoy.
Aunque la cita tendrá como plato fuerte la discusión sobre el convenio que permite a EE.UU. usar siete bases colombianas, anoche la Casa de Nariño informó que ni el canciller Jaime Bermúdez, ni el ministro de Defensa, Gabriel Silva, asistirán al encuentro.
No obstante, a través de un comunicado, la Casa de Nariño indicó que a Quito solo enviará una delegación técnica. El argumento esgrimido por la diplomacia colombiana fue que no hay las garantías para que se discuta el tema de las bases con respeto y objetividad.
Desde la negociación de ese acuerdo entre Bogotá y Washington, el escenario regional se cargó de nuevas tensiones y roces, que proyectan para hoy un ‘round’ más duro para Álvaro Uribe.
Al igual que en la antesala de las tres últimas reuniones del bloque, Venezuela, Ecuador, Brasil y Bolivia han renovado sus críticas al acuerdo binacional. No obstante, los cuestionamientos y acusaciones contra Colombia han subido de tono alrededor de la suscripción del acuerdo con Washington.
Ese es el caso de la creciente escalada con Caracas, que ha llegado al punto de la ruptura de los canales de diálogo, que se refleja en la negativa de Uribe y Hugo Chávez de acudir a la cita climática de ayer en Manaos, donde el anfitrión, Lula, quería reunirlos.
Al contrario, ambos gobiernos han optado por intercambiar acusaciones. En el caso colombiano, ha llevado quejas a la OEA y a la ONU señalando al presidente Chávez como formulador de amenazas de guerra.
Lejos de desactivar la postura venezolana, esas quejas han incentivado a Caracas a rociar combustible al tema de las bases. Prueba de ello son las declaraciones de su canciller, Nicolás Maduro, quien anunció que hoy en Quito presentará “pruebas” de un plan de Uribe para desestabilizar al gobierno de Chávez.
La posición ecuatoriana también resulta incómoda para la Casa de Nariño. El proceso de normalización de relaciones bilaterales con Quito condujo a una lectura equivocada desde Colombia sobre el comportamiento futuro de Ecuador frente a las bases.
La última edición de la revista Semana, en un tema dedicado a las relaciones con el gobierno de Rafael Correa, concluía que el restablecimiento de vínculos diplomáticos dejaba ‘solo’ a Chávez en sus reclamos por el acuerdo con Washington. Pero esa conclusión quedó en el aire. Esta semana, el gobierno de Correa reiteró su inquietud por ese convenio. Andrés Terán, que dirige la Embajada ecuatoriana en Bogotá, advirtió que la normalización de relaciones es un tema separado del rechazo a la presencia de tropas extranjeras.
De hecho, a inicios de semana, el canciller Fander Falconí retomó la denuncia venezolana: “Tenemos documentación que llegó a través de las fuentes de Inteligencia, donde se señala que el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) ha hecho intervenciones en los tres países”.
Por ello, anunció que Ecuador solicitará hoy que ese tema también sea incluido en la reunión del Consejo de Defensa. Ante este escenario adverso, Bogotá no halla la fórmula para desactivar las críticas. Optó por restar credibilidad a la Unasur.