La atención en Guagua Centros de Quito está bajo revisión

En La Roldós, en el norte de Quito, los niños de 1 a 3 años están en la zona del comedor, para servirse el almuerzo. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Aún no tienen desarrollada la motricidad fina para sostener el cubierto y llevárselo a la boca sin regar la comida. Sin embargo, en cada intento lo hacen mejor. A algunos, las maestras les ayudan a comer. Los pequeños de 1 a 3 años se sirven pasta con albóndigas de carne a la hora del almuerzo.
A las 12:00 en el Guagua Centro Primavera, en La Roldós, en pequeñas sillas y mesas de colores se recibe a 40 niños, en dos grupos. Llegan, en especial, hijos de adolescentes, de madres solteras y de vendedores informales.
Su directora, Carla Chauca, cuenta que abrieron en octubre pasado. Una de las cuatro parvularias (tecnólogas) es Andrea Tamayo. “Les damos más cariño a quienes llegan de hogares difíciles”.
Lo mismo dice Aura Ragundi, parvularia del Guagua Centro Turubamba de Monjas, en el sur. Mientras los niños de 2 a 3 años duermen en colchonetas, relata que varios vienen de familias en que hay maltrato, alcoholismo o falta de afecto.
En los centros se cuida a los niños de 07:30 a 16:00. Hay cuatro comidas diarias: desayuno, fruta a media mañana, almuerzo y otro refrigerio por la tarde.
En marzo, la meta de la anterior Alcaldía de abrir 200 centros se cumplió. Fue su proyecto emblema en lo social; sirve a unos 8 000 niños, si se multiplica 198 por 40, ya que en cada uno hay de 40 a 50 infantes.
Dos Guagua Centros dejaron de funcionar. Uno en Vista Hermosa, desde el 31 de mayo del 2019, “por terminación de convenio con la signataria y por incumplimiento de norma de ubicación”, según la nueva administración del Patronato San José.
Aunque semanas antes de su cierre, seis padres de familia denunciaron en la Junta Metropolitana de Protección de Derechos de Niñez y Adolescencia de La Delicia, que sus hijos fueron maltratados, al parecer por una parvularia.
En videos se ve que sus hijos eran obligados a comer de forma violenta. “Apura, acaba rápido. Ya te esperé lo suficiente. Trague. No llores”, dice la parvularia. Y: “Cuidado me regrese que le doy lo mismo”, le advierte, mientras le mete en la boca una cucharada tras otra.
La Junta dispuso la suspensión del personal implicado y que no se cierre el espacio.
“Ya sé por qué mi hijo se tocaba la cabeza y decía ‘ayayay profe martillo’”, cuenta la madre de Santiago (nombre protegido). El niño de casi 3 años finge que ya comió.
Por la gravedad de la denuncia, y porque las familias no pueden pagar a un abogado, la Junta refirió los casos al Consejo de Protección de Quito. Su vicepresidenta, Sybel Martínez, anota que ya conocían de posible maltrato en esos centros. Al menos 15 padres más -dice- piden ser parte de la denuncia y acudir a la audiencia de contestación, convocada por la Junta para el 2 de julio.
Los padres aseguran que informaron de estos hechos a la administración anterior del Patronato. Pero una vocera lo niega; afirma que no se recibió ningún oficio de denuncia de maltrato. Y pide que muestren “el recibido”. Contábamos -indica vía ‘e-mail’- con un protocolo para casos de violencia.
Para escoger a las personas a cargo se exigía título de parvularia, yendo -explica- más allá de lo que exige la norma técnica del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), “que señala que bachilleres pueden estar a cargo de niños”; y había examen psicológico.
Pero el exconcejal Mario Guayasamín sostiene que conoció de irregularidades desde el 2017, que las remitió al Patronato y que no le contestaron pedidos de información.
Nombra tres Guagua Centros; habla incluso denuncias por problemas en la alimentación y de precarización laboral hacia las parvularias.
Además de ofrecer cuidado a niños en los barrios, con el modelo de Guagua Centros se buscaba generar emprendimientos. Inicialmente, a las encargadas el Patronato les entregaba más de USD 20 000, de esa cifra 14 600 se destinan para adaptar la infraestructura para los niños. Pero reciben 6 500 al mes, para que funcionen. Así lo comentaron encargadas y Guayasamín.
Según el MIES, hace dos años algunos padres denunciaron cobro excesivo en un centro de la zona del mercado Santa Clara, pese a que se oferta el servicio gratuito. “Se trabajó con la directora del sitio y con la coordinadora de desarrollo infantil del Patronato; revisaron costos y adecuaron espacios para evitar accidentes”. También en el de la Villa Flora, por un abuso, fue el área legal y se cerró definitivamente.
Desde el lunes 17 de junio hasta el 9 de julio del 2019, el área de Protección Especial del MIES, delegados del Patronato, Secretaría de Gestión de Riesgos, Bomberos y la Fiscalía levantan un diagnóstico de los Guagua Centros. Irán a 12 centros cada día.
Para la anterior administración del Patronato, el pedido de auditoría del Consejo de Protección “es positivo porque beneficia a los niños”. Para Sybel Martínez es urgente conocer el modelo de atención.