Una importante convocatoria tuvo ayer el llamado de la comunidad universitaria para exigir que las autoridades gubernamentales escuchen los planteamientos en torno a la nueva Ley de Educación Superior.
La marcha terminó sin resultados. El Gobierno no recibió a los dirigentes y la movilización se desvirtuó por la presencia de conocidos líderes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), ligados al Movimiento Popular Democrático (MPD), que generaron innecesarios choques con la Policía.
De esa manera sigue pendiente un encuentro clave que permita a todos contribuir para que la Ley sea, realmente, un aporte decisivo a la formación de profesionales en función del desarrollo del país.
La actitud oficialista muestra que no se aprendió la lección que hace poco recibió el Gobierno de los indígenas, tras semanas de exigir que se los recibiera y escuchara. La tozudez del Régimen provocó que el conflicto con los indígenas se agravara y solo cuando la situación se desbordó, se abrió la posibilidad de negociar en un marco de sensatez, tolerancia y pluralismo.
Tampoco se ve que el Gobierno haya reflexionado acerca de la inutilidad de agravar sus desencuentros con la Unión Nacional de Educadores (UNE), pues, finalmente, tuvieron que sentarse a conversar. En el caso de las universidades, de nada sirve que se dialogue con un sector minoritario y se ignore a la mayoría.
Nadie puede negar que la universidad ecuatoriana necesita cambios profundos para ponerse a tono con los objetivos del país, pero tampoco es prudente y sensato que quienes tienen la obligación de democratizar las decisiones mantengan actitudes herméticas y displicentes.