Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, es la localidad con más personas afectadas por las lluvias en Ecuador desde el año 2010. Encabeza la lista de los 39 cantones más expuestos a las inundaciones, que en total suman 6,4 millones de ecuatorianos. Es la población proclive a sufrir las consecuencias directas de un posible fenómeno El Niño.
La Secretaría de Gestión de Riesgos realizó el cálculo con las cifras históricas de afectaciones durante la estación lluviosa, más los registros poblacionales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Babahoyo, por ejemplo, ha reportado 34 930 afectados por las inundaciones en los últimos 13 años.
Por estos días, la Alcaldía de Babahoyo difunde mensajes sobre qué es El Niño, así como racionar el uso del agua y evitar exponerse al sol. Gestión de Riesgos sugiere medidas más concretas, como realizar estudios puntuales de identificación de amenazas ante deslizamientos e inundaciones.
Riesgo es igual a amenaza por vulnerabilidades. Esa es la fórmula que expone el subsecretario de Gestión de la Información y Análisis de Riesgos, Virgilio Benavides, para proyectar el posible impacto que tendría el evento El Niño en Ecuador.
A esto suma la exposición, es decir, las características de la zona donde hay poblaciones en riesgo. En caso de inundaciones, las áreas expuestas están cerca de ríos, en pendientes o tienen antecedentes de acumulación de agua.
“La vulnerabilidad puede ser mayor o menor, según la capacidad de resiliencia de esa población, si tienen rutas de evacuación, avisos oportunos, si hay un hospital cerca o por su capacidad de respuesta”, explica Benavides.
Esmeraldas es una muestra. Solo las lluvias y desbordamientos a inicios de este mes dejaron 4 852 familias afectadas, pero a lo largo de la estación lluviosa ya suma 22 035 afectados.
La provincia es la tercera más impactada por el temporal en este 2023. Seis de sus cantones aparecen en la lista de zonas declaradas en alerta amarilla por El Niño.
Los planes están en manos de los municipios
Los mapas de susceptibilidad son la herramienta básica para la elaboración de planes preventivos. La Secretaría de Gestión de Riesgos ha entregado esa información a los gobiernos autónomos descentralizados (GAD) como una advertencia de las posibles consecuencias de El Niño.
“Por ejemplo, donde llueve fuerte hay riesgo de inundaciones, deslizamientos, crecidas de ríos, oleajes -dice el subsecretario Benavides-. Toda la Costa del país estará susceptible a los oleajes, con olas como las de Punta Carnero; eso podría pasar”.
Los municipios están a cargo de la conformación de Comités de Operaciones de Emergencias (COE) cantonales. Estos tienen la competencia para la toma de decisiones y las operaciones de respuesta ante eventos peligrosos.
La estación lluviosa del 2023 acumula la mayor cantidad de eventos peligrosos en los últimos 13 años con 2 531 reportes (inundaciones, deslaves, colapsos…). El segundo año con más impacto fue el 2017, con 1 747. Ahora, con El Niño, las alertas se mantienen activadas.
¿Qué hacer ante El Niño?
Contar con datos actualizados sobre población expuesta, medios de vida, recursos patrimoniales y naturales frágiles es una de las recomendaciones de la Secretaría de Gestión de Riesgos para los GAD. Es una de las bases para coordinar acciones de respuesta ante el probable impacto de El Niño.
También sugieren proporcionar información cartográfica, impresa y digital, que permita comprender la ubicación de las zonas más expuestas para una reacción más rápida ante posibles emergencias.
En cuanto a prevención, hay pautas básicas: limpieza de cauces y quebradas, proteger las riberas e implementar disipadores de energía hidráulica, como los muros de escolleras. Mientras que para evitar los deslaves se recomienda frenar la deforestación.
“Tanto las inundaciones como los deslaves se podrían solucionar con un mejor plan de ordenamiento territorial y uso de suelo”, indica la Secretaría. En los últimos cuatro años la mitad de estos planes ha sido revisada en Ecuador; de ese total, apenas el 30% cuenta con elementos suficientes para entrelazar la gestión de riesgos con la planificación en territorio.
Sigue la alerta amarilla por El Niño
Aunque las agencias de monitoreo climático en el mundo han advertido el inicio de El Niño en el Pacífico central, en Ecuador aún se monitorea el desarrollo de posibles impactos.
“El país está en estado de observación”, dice el subsecretario Benavides. Ecuador se prepara para el probable impacto este evento entre diciembre del 2023 y mayo del 2024, por lo que coincidiría con la próxima estación lluviosa.
La Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME) aún no tiene un presupuesto fijo para posibles daños por El Niño. El acceso a fondos tampoco es claro desde el Gobierno, que por ahora anuncia que recibirá USD 200 millones de crédito de la CAF para mantenimiento de vías.
El comité para el Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen) informó en su último boletín que hay un 94% de probabilidad de desarrollo de condiciones de este evento entre julio y septiembre, según el pronóstico oficial. En esos meses Ecuador estará entre una campaña electoral y las votaciones presidenciales.
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