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15 niños de Solca se mezclaron con los hinchas albos

Álex Puruncajas. Redactor

En los graderíos del palco oriental del estadio Casa Blanca, se festejó la victoria de los albos sobre el River Plate, de Uruguay, con cánticos, abrazos y globos. 15 niños, pacientes del hospital de Solca (Sociedad de Lucha Contra el Cáncer), celebraron con algarabía la máxima goleada de los universitarios sobre un equipo en un torneo internacional.

Ellos observaron el cotejo de las semifinales de la Copa Sudamericana junto a otras 100 personas, que acudieron a ese sector del estadio quiteño. Los niños, de entre 4 y 12 años, se ubicaron en distintos puestos, en algunos casos, junto a sus padres.

24 015 hinchas
pagaron su entrada, pero en el estadio estuvieron presentes más de 30 000.

Algunos de ellos tienen problemas en los huesos y en las extremidades superiores de su cuerpo. Por ello, fueron invitados por el auspiciante del torneo, la empresa automotriz Nissan, para observar el cotejo.

En el palco, las celebraciones de los niños fueron conmovedoras. Nicole, de 4 años, quien tiene leucemia, sonreía y sujetaba con fuerza la mano derecha de su progenitor tras cada anotación de los universitarios. Ella se ubicó en la parte alta de los graderíos del palco del escenario.

La alegría de Nicole contrastó con las reacciones de Luis, de 12 años. Él observó el partido en una silla de ruedas por la enfermedad, que lo mantiene postrado por más de un año. El niño, quien asistió por primera vez a la Casa Blanca, siempre permaneció en silencio durante el partido.

Las reacciones
Con el título “El sueño de River tuvo el peor de los finales”, el diario uruguayo El País, en su edición digital, www.elpais.com.uy, reseñó anoche la derrota del River Plate charrúa ante Liga de Quito. “Humillado, goleado, golpeado. Así se va River de la Copa Sudamericana”, agregó.
El diario ABC Color, de Paraguay, calificó el triunfo de Liga como “aplastante”. En su página web, www.abc.com.py, elogian el trabajo del paraguayo nacionalizado ecuatoriano Carlos Espínola, autor de un gol.
En Brasil, diario O’Globo destaca que “Liga se cruza otra vez en el camino de ‘Flu’”. Recuerda que la ‘U’ derrotó al cuadro brasileño en la Libertadores 2008.

Luis y Nicole, al igual que sus compañeros, fueron asistidos por las doctoras Diana Jaramillo y Verónica Corredores. Las especialistas del centro hospitalario acudieron al estadio para cubrir las necesidades de los infantiles ante una emergencia.

De hecho, ambas ayudaron a Luis, en el segundo tiempo. El niño empezó a sentir dolencias y las doctoras le suministraron medicina para aliviar su dolor.

Pero en el palco también existió espacio para la alegría y las bromas. Pablo, de 10 años, anunció a su padre que Liga ganaría antes del cotejo. Por ello, en la segunda etapa, el infante sonreía con cada conquista.

En el entretiempo del partido, los infantiles saborearon un ‘lunch’ junto a sus padres. Otros agitaron globos blancos y rojos, colores distintivos del equipo universitario.

Ellos demostraron más simpatía por el argentino Claudio Bieler. Los infantes corearon el nombre del goleador de la ‘U’ con emoción. Incluso, en la segunda etapa  los niños se unieron a los cánticos que provenían desde los graderíos de la general sur. “Campeón, campeón hay uno solo. Campeón, Liga de Quito”, coreaban desde sus asientos.

La mayoría de ellos acudió por primera vez a un partido de fútbol, pero otros ya habían saboreado victorias de la ‘U’ en la Casa Blanca. Ese fue el caso de Alexander, de 10 años, quien se realiza constantes chequeos en Solca. “Los conozco casi a todos. Mi papá (Eduardo) no es hincha del equipo, pero igual le gusta venir al estadio. Se da cuenta de que Liga es un equipo grande”, bromeó el joven, quien lucía una gorra roja.

Eduardo dice que el infante está fuera de peligro ante del cáncer. Pero Alexander sigue en tratamiento ante la amenaza de la enfermedad mortal.

Al final, todos abandonaron el escenario y retornaron a la casa médica en un bus. Hoy continúan con los tratamientos para intentar vencer al cáncer. Pero en su interior tendrán el recuerdo de ver una victoria memorable. La lucha y entrega que lucieron los jugadores en la cancha, será una invitación para batallar por la vida.