Mientras los docentes daban la bienvenida a sus hijos de tercero de bachillerato, Mariuxi Martínez y Evelyn Bravo se organizaban en el curso contiguo para gestionar un transporte que los llevara al Colegio Manuela Cañizares (Quito) y de regreso a casa, desde el plantel fiscal.
“Yo vivo en San Bartolo, estoy contactando a los del sur para contratar una furgoneta”, contó el miércoles pasado Mariuxi. Evelyn, de Turubamba, también estaba interesada en ese transporte para su hija.
Así se organiza, por primera vez en la pandemia, la comunidad educativa fiscal de los planteles urbanos del régimen Sierra-Amazonía, que tienen autorización para el uso progresivo de sus instalaciones.
En el ciclo escolar pasado, el énfasis del regreso estaba en las instituciones de zonas rurales, ya que se trataba de centros con pocos alumnos, que vivían en la misma comunidad en la que estaba la escuela.
En una entrevista con este Diario, la ministra de Educación, María Brown, dijo que ahora se autoriza a los fiscales en las ciudades, debido a que ya existen protocolos aprobados para el uso de transporte público y escolar.
De 1 935 instituciones educativas con Planes Institucionales de Continuidad Educativa (PICE) aprobados en el régimen, 440 están en zonas urbanas. De ellas, 181 son fiscales.
El manejo de la asistencia es diverso, al igual que la metodología. En el Manuela Cañizares, por ejemplo, arrancaron el año escolar con semipresencialidad para un paralelo de tercero de bachillerato.
Son 21 alumnos, de un total de 25 del salón, los que asistirán tres veces por semana. Los cuatro que continúan en la virtualidad se conectarán al mismo tiempo y su imagen se proyectará con infocus, señaló la rectora, Mariana Pérez.
Las clases serán de 07:00 a 12:40. Más adelante, con autorización previa, asistirán otros paralelos de último año, en el que se registran 600 chicos.
Para Georgina Vallejo, docente de lengua, el retorno es una oportunidad para interactuar con los estudiantes. “No sabíamos qué pasaba detrás de una cámara. Aquí, sus gestos, su timbre de voz… nos indican que algo está pasando, que no ponen atención”.
La institución fiscal 11 de Febrero, de la capital, recibirá a sus estudiantes de octavo a tercero de bachillerato desde mañana. De los 322, podrán llegar hasta 90. Su rectora, Mónica Aguirre, señala que 85 han confirmado que asistirán.
Pintaron señalética para que los estudiantes sepan dónde ubicarse al ingreso, mientras se les toma la temperatura. Luego se lavarán las manos y aplicarán alcohol antes de ingresar a las aulas, en las que habrá máximo ocho chicos.
La rectora asegura que si los alumnos no pueden adquirir alcohol, la institución les proveerá de ese insumo. “Aquí les llenaremos sus frascos”.
Ese plantel tiene horarios diferenciados para los estudiantes que asistirán y los que continuarán desde casa. Los docentes se conectarán con ellos desde el centro de cómputo.
Para sus clases de literatura, Karen Zambrano prepara el mismo currículo para los alumnos de ambas modalidades, pero con distintas estrategias. Con los de la virtual se apoyará en material audiovisual de Internet, para los otros llevará material físico.
La ministra Brown dijo que cuando más del 90% de los alumnos de un salón decida acogerse a la semipresencialidad no será obligatorio para el plantel mantener la modalidad virtual. Las familias podrán optar por una institución con esa modalidad, dijo.
En el régimen Sierra-Amazonía hay 1,7 millones de alumnos. Un total de 172 992 pertenecen a los planteles con autorización para el retorno presencial o semipresencial.
En la Unidad Educativa Augusto Nicolás Martínez, de Ambato, los padres de familia de 135, de los 600 estudiantes del plantel, aprobaron el regreso a clases semipresenciales, que será desde hoy. En el PICE del plantel consta que antes de ingresar, los estudiantes pasarán por un proceso de desinfección, dijo la vicerrectora, Gabriela Moya.
Las clases presenciales serán de 07:00 a 10:00, los lunes, miércoles y viernes. Y los martes y jueves habrá virtualidad para todos. “Los jóvenes que se quedan en casa, realizan las tareas y luego de las clases presenciales se conectan”.
En esa modalidad trabaja Fabiola Espín, maestra de lenguaje y literatura. Contó que iniciará la jornada con los chicos que acuden a las aulas y luego se conectará de forma virtual con los que están en casa. “Manejamos dos horarios para que todos los estudiantes reciban clases y, a quienes no tienen Internet, les entregamos las fichas pedagógicas”.
La directora del Distrito Ambato, Paulina Salazar, contó que dentro de su jurisdicción hay 14 centros educativos que regresan a clases semipresenciales en este nuevo ciclo.