El caso Yasuní-ITT concluyó y es imposible que la Asamblea Nacional ponga reparos o se encamine a procesar una consulta popular. La protocolaria presencia de las tres principales militantes del Parlamento en el sepelio del proyecto es suficiente; además, los tiempos para los informes de ley y el inicio de las fases exploratorias fueron anunciados en el mismo acto. Desde la literatura, fue un final conocido, como en la crónica mortuoria de la obra de Gabriel García Márquez.
Sin embargo, por razonas de ética política, pues será inútil seguir alegando maniqueamente que el mundo es culpable y nosotros utópicos, la Asamblea Nacional está obligada a un proceso indagatorio sobre el proyecto que durante varios años entusiasmó o embobó a muchos ciudadanos. Los asambleístas deben recordar que el Plan A se anunció en la Asamblea de la ONU y verificar si, simultáneamente se desarrollaba el Plan B, que puede haber desalentado a posibles donantes del Plan A.
La Asamblea puede aprobar la demanda presidencial y eso se da por descontado, pero debe indagar por decencia lo que sucedió. Es indispensable conocer una explicación coherente -no de barricada- de cómo fue posible que una iniciativa tan noble fue desoída casi en absoluto. O propusimos una locura o un dislate, o hubo graves fallas en la estrategia general, en la convocatoria internacional y, lo más grave, en la gestión desarrollada.
Como es imposible evitar los errores, pues solo se los evalúa una vez cometidos, es indispensable analizar los yerros para no reincidir o repetir. Por tanto, urge conocer un informe de todo lo actuado por escrito; un detalle de lo gastado que al parecer supera lo recaudado. A continuación, preguntar; ¿fue adecuado el nombramiento de una sola plenipotenciaria y no de una embajada de profesionales de reconocida presencia en el mundo internacional para tan ardua tarea? Luego, ¿si en tan complejo proceso, la encargada fue acompañada en sus gestiones, como correspondía, por el Embajador del Ecuador correspondiente y tuvo la asistencia logística adecuada de la Cancillería? Es fundamental que los asambleístas conozcan el nombre, la función y el rango de quienes nos recibieron en los diferentes países u organismos visitados para escuchar la iniciativa del Ecuador.
En política es posible sonrojarse, mirar al costado y aprobar el Plan B, así como evitar el peligroso camino de una consulta popular. Sin embargo, por solidaridad deben considerar que después de la polémica por la reelección indefinida, de la promoción portuaria al alcalde Nebot y de la reacción de la juventud por el Yasuní el balance político es negativo. Por tanto, deben sugerir que el Régimen, en su convalecencia, además de una amplia mayoría legislativa, disponga del concurso de actores, movimientos y partidos “opositores”; que pueden servir de lastre en movilizaciones sociales en su contra .