Al menos la mitad de pequeñas y medianas empresas (pymes) en el mundo están lideradas por mujeres y generan 20% más de ingresos que aquellas dirigidas por hombres.
Pese a ello, las mujeres tienen un menor acceso a financiamiento y a servicios financieros, lo cual plantea un serio desafío si tratan de acceder a capital para inicial, operar o ampliar sus negocios. Es, además, una realidad que se debe tener en cuenta en momentos en que se diseñan políticas para salir de la crisis e impulsar la reactivación.
El Global Findex del 2017, del Banco Mundial, muestra que era más probable que los hombres pidiesen préstamos y ahorrasen para iniciar, operar y ampliar una empresa que las mujeres. Así, en Ecuador, según esa base de datos, los hombres tienen entre un 3% y un 5% más de probabilidades de ahorrar o pedir préstamos para cumplir con esos objetivos frente a las mujeres.
La proporción de mujeres en el país con acceso a otros productos financieros también es menor que los hombres: 42% es propietaria de una cuenta bancaria frente al 60% de hombres, 20% tiene una tarjeta de débito en comparación con el 37% de hombres y apenas 4% tiene una tarjeta de crédito en relación con el 13% de hombres.
Aunque en el país algunos bancos privados impulsan líneas específicas para atender las necesidades de crédito de las mujeres emprendedoras, aún hay trabajo por hacer.
Algunas barreras que enfrentan las mujeres es el cumplimiento de garantías, por lo general títulos de propiedad, que pasan por la autorización del cónyuge; falta de un tratamiento personalizado de los oficiales de crédito; e, incluso, barreras culturales como percibir a las mujeres como sujetos de más alto riesgo.
Empoderar a las mujeres requiere aún grandes esfuerzos de la sociedad y es, sin duda, un elemento a tener en cuenta dentro de iniciativas gubernamentales como el programa de préstamos Reactívate, el cual recibirá apoyo financiero de multilaterales en este último trimestre y el siguiente año.