Una ruta con datos históricos y curiosos busca que los aventureros conozcan más sobre los pasadizos del centro de Quito. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Innumerables leyendas envuelven las ramificaciones subterráneas que existen en el Centro Histórico de Quito. Túneles inexplorados son, actualmente, el escenario para realizar recorridos de turismo oscuro en los que, mediante diferentes investigaciones, Anthony Pilco, de Chirisike Kitours, busca develar el por qué de su existencia.
Las teorías que giran en torno a estas grandes cavidades son varias. Entre ellas pueden estar inmiscuidos antiguos asuntos de la iglesia, de Presidentes anteriores, de los Incas e incluso de los conquistadores, según explica Pilco, durante el recorrido denominado Los Túneles del Panecillo.
La travesía para ampliar esta información se inició la mañana del sábado pasado (11 de enero del 2020), donde más de 20 personas se concentraron en la Plaza 24 de Mayo -bajos del Panecillo- para, mediante una caminata, conocer, además, datos históricos y curiosos del Centro de Quito.
“No se puede asegurar un número exacto de cuántos túneles subterráneos hay en la ciudad debido a que algunos, si no es la mayoría, ya están tapados o, en otros casos, no existen las medidas de seguridad suficientes para recorrerlos, explicó el guía de turismo.
En esta ocasión, el lado este del cerro fue el seleccionado por Pilco para que los aventureros conozcan algunos túneles, ubicados en el río Machángara, e ingresen a uno en específico, que se encuentra en una antigua casa ubicada en las Avenidas Maldonado y Sena.
Los participantes interactúan entre ellos y con el guía para aportar nuevos datos o historias. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Con botas o zapatillas cerradas, ropa impermeable, linterna y una botella de agua, los asistentes ingresaron uno por uno en una pequeña abertura de menos de un metro que hasta el final del recorrido terminó midiendo aproximadamente cinco metros de altura.
La entrada es un descenso resbaloso y enlodado. Al resto del trayecto lo envuelven paredes de piedra firme que, cuando llueve, producen goteras. Tonos cafés, bronces, verdosos, amarillos e incluso blancos colorean las paredes de la cavidad. Esta combinación de colores develaría -según Pilco- materia y
Mientras continúa el recorrido, se observan pétalos de rosas y granos de maíz esparcidos en el piso, a manera de ritual para combatir “malas energías”, ya que, según comentó el dueño de la casa, antiguos exploradores conocían la existencia de un duende.
Debido a la ubicación de este túnel, en el pasado habría estado conectado con los monasterios, conventos o cárceles que rodean al sector. También habría servido para guardar riquezas, enterrar muertos o como vía de escape o escondite de los antiguos habitantes.
El recorrido se inicia en la Plaza 24 de Mayo. Aquí los asistentes conocen una introducción de la historia de los túneles que rodean al Panecillo. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
El mundo andino y colonial, las guerras de independencia y más datos sobre los túneles forman parte de un recorrido que trae al presente las historias del pasado.