Este lunes 3 de junio de 2019, ella y otras mujeres vistieron de luto. por la muerte de Evelyn Carolina. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Siete golpes de tambor retumbaron en la plaza San Francisco. Fueron siete, por cada una de las puñaladas que acabaron con la vida de Evelyn Carolina Bravo.
Allí, en esta ajetreada acera del centro de Guayaquil, se levantó un altar para la joven de 25 años, asesinada por su expareja el pasado 28 de mayo de 2019 en Guayaquil. Dos fotografías, en las que aparece sonriente, fueron adornadas con flores frescas.
Evelyn era activista. En su barrio, ubicado al noroeste de la ciudad, colaboró como orientadora de los derechos de las mujeres del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam).
“La mayoría de las orientadoras había vivido violencia y pudieron reconocerlo para trabajar luego en el empoderamiento (…). Ellas están en la capacidad de generar una respuesta de protección en sus comunidades y es lo que hacía Evelyn”, contó Lita Martínez, directora ejecutiva de Cepam.
Evelyn era activista. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Este lunes 3 de junio de 2019, ella y otras mujeres vistieron de luto. “Cada 72 horas matan a una mujer en Ecuador”, se oía con furia desde un megáfono. Junto al nombre de Evelyn se plasmaron otros siete nombres de madres, hermanas, hijas…
Según las organizaciones de defensa de las mujeres, en lo que va del año han ocurrido 41 femicidios. Beatriz Bordes, presidenta de la fundación María Guare, dijo durante el plantón que los derechos de las mujeres se siguen vulnerando y que es necesario que el Estado tome acciones más efectivas.
Estas agrupaciones solicitan que se declare la emergencia para atender los casos de violencia de género, apuntando a la prevención y a la sensibilización del sistema judicial para que tramite las denuncias.
Evelyn tenía una boleta de auxilio que no pudo salvarla. “Ella era la más joven de todas las orientadoras. Trabajamos juntas en Bastión Popular, ayudando a derivar los casos de maltrato”, recordó Juana Rivera, otra de las orientadoras. “Lastimosamente no pudo defenderse y el Estado la dejó sola”.