Quito es una ciudad de encantos y topografía sinuosa que soporta un creciente tráfico vehicular. Mantener las vías en buen estado es todo un reto.La tarea de pavimentación, recapeo y cobertura de baches no tiene fin.
Quito cuenta con 11 424 calles y 215 avenidas. La extensión de esas vías es de 9 855 kilómetros. Si según los datos oficiales se han reparado en ocho meses 535 kilómetros, salta a la vista la tarea pendiente.
Aunque, cabe apuntarlo, el costo de esa intervención vial fue de USD 8 062 000. El presupuesto para completar la labor de intervención en las calles es de USD 77 millones más.
En un reportaje que publicó el jueves último este Diario, la autoridad consultada señaló que el 80% de las vías asfaltadas se encuentra en malas condiciones. Y esa situación demanda una reparación estructural; reasfaltar totalmente Quito significaría un costo de USD 7 000 millones.
En este punto, cabe preguntarnos sobre la calidad del material empleado. Los que no son técnicos se cuestionan constantemente qué le pasa al asfalto que se usa en el Ecuador, cuál es su consistencia y por qué razones se destruye de manera reiterada. Es una pregunta que deben resolver los expertos pero esta realidad le significa al país, a la ciudad y a sus habitantes, una alta factura. No es la primera vez que se alude al tema.
Las llantas se deterioran, los aros se deforman, los amortiguadores sufren; si el bache es grande hasta se pueden llegar a destruir los ejes de los autos. Los costos que asumen los usuarios son altos y las autoridades en rara ocasión responden por factores que pueden ser de negligencia. Los ciudadanos están indefensos y sufren las consecuencias.
Muchas veces el estado de las calles o una mala maniobra para evitar caer en un huecocausan incluso accidentes de tránsito.
Si se esperaba con ansiedad que llegara el verano hace un par de meses, para que el bacheo se intensifique, ahora -con las lluvias de días pasados- vemos que el tiempo se vino demasiado corto. Llega el invierno, el agua y el sol ensanchan las grietas y el problema sigue sin solución.