Desde hace siete meses, el Municipio se ha enredado en el debate sobre la crisis de la recolección de basura, una discusión -por cierto- que involucra al Gerente de la Empresa de Aseo, al alcalde Mauricio Rodas y a los concejales, más no a otros actores de la ciudad que muy bien podrían aportar con puntos de vista o acciones concretas para resolver el entuerto.
Como ya se ha vuelto costumbre, el jueves último, en la sesión del Concejo Metropolitano, los ediles volvieron a dilatar la solución del tema crucial. Después de escuchar el informe del Gerente de Emaseo sobre la situación de la empresa y anunciar una nueva convocatoria para la compra de 44 recolectores y la recuperación de la operatividad de 14 recolectores de carga lateral, la reunión fue suspendida por falta de quórum.
No es la primera vez que en el Cabildo se produce este bloqueo, que incluye pedidos de renuncia y soporíferos discursos contra la gestión del burgomaestre, como si se tratara solo de un problema suyo y no del Municipio, y por supuesto de la ciudad.
Ya ocurrió con la discusión sobre la calidad del transporte urbano; durante varias ocasiones las sesiones se han quedado sin quórum. ¿Falta de conciencia? El objetivo político de bloquear está impactando el desarrollo de la capital, que requiere urgentemente de sistematización y seguimiento de los debates para lidiar con estos temas.
Los concejales y el Alcalde deben tomar en cuenta que la capital tiene, a más de la basura y el transporte público, una importante agenda de temas por resolver y que no pueden esperar a la próxima administración.
Uno: las calles en mal estado; el 23,4% de quiteños dice que es el principal problema, según una encuesta de Click Research, publicada en julio. Dos: las ventas informales que invaden la urbe. Tres: la inseguridad que se siente en el Centro Histórico, sobre todo en las noches. Cuatro: el drama que viven cientos de migrantes venezolanos que duermen en carpas. Al menos seis pecados que requieren proactividad para absolverlos.