La violencia en la frontera norte, seguramente, se prolongará largo tiempo, dado que en los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo, que lindan con Ecuador en más de 600 km de selva y montaña, están sembradas decenas de miles de hectáreas de coca, por campesinos que viven de esa actividad y apoyan, por temor o conveniencia, a los narco guerrilleros, narcotraficantes y a otros grupos criminales, que suman cientos, quizá miles.
Para erradicar esas bandas criminales, que están organizadas bajo comandantes implacables y brutales, que disponen de armas, explosivos y medios de comunicación eficaces, poseen vasta experiencia de combate, conocen plenamente la selva y están apoyados por una red de informantes muy bien remunerados, se requiere de una fuerza militar compacta y contundente, que combata bajo un solo mando e integre a todos los elementos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional, localizados en el sector (los policías, bajo control operacional).
Naturalmente, la dirección político-estratégica debe mantenerse bajo el Presidente de la República, asesorado por los ministros de Interior y Defensa, el jefe del Comando Conjunto de las FF.AA. y el Cdte. de la Policía.
Solamente un comando que tenga bajo su responsabilidad la totalidad de esas fuerzas, podrá recibir inmediatamente la información disponible, planificar coherentemente e impartir órdenes precisas que conduzcan a la eliminación de un enemigo que está oculto en la selva y entre la población. Con este comando deberán coordinar las alcaldías y prefecturas y los organismos del Estado radicados en la frontera norte, los requerimientos de seguridad para sus actividades, instalaciones y otros recursos.
Ventajosamente las Fuerzas Armadas tienen, desde años atrás, organizado en el norte, un Comando Operacional, responsable de la seguridad de las provincias de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos. Este comando depende directamente del Jefe del Comando Conjunto y, a través de éste, del Ministro de Defensa y del Presidente de la República. A este Comando del norte se le debe asignar todo el personal que necesite, y dotárselo de las armas, comunicación, vehículos, lanchas, helicóptero y otros medios de la más alta tecnología que el Gobierno con la asistencia externa.
En cuanto a la cooperación que se espera de Colombia, hemos de reconocer que sus fuerzas militares y policiales ya están combatiendo en su frontera sur, contra un enemigo que se halla establecido allí desde hace años y para cuya eliminación se necesitará, previamente, sean erradicadas las decenas de miles de hectáreas de coca, acción que tendrá graves repercusiones sociales y económicas. Vistas estas razones, los reclamos al vecino del norte deben ser bien fundamentados, objetivos y mesurados.