Hoy se cumplirá un mes de la desaparición y muerte de Emilia, una escolar de apenas diez años y cuyo caso conmovió no solo a Loja sino a todo el país. Sus familiares, compañeros y maestros rezan para que el caso no quede impune.
La justicia debe darse los tiempos para cumplir con todos los pasos, pero hay casos emblemáticos debido a su repercusión social, que quizás ameritan un mayor esfuerzo de las autoridades, sobre todo cuando hubo errores iniciales en la cadena de custodia.
El principal sospechoso apareció muerto a pocas horas de haber sido encarcelado junto con los otros dos, que ahora son investigados. Un acto de negligencia que seguramente dificultará el trabajo para establecer qué sucedió con la niña hasta cuando se halló su cuerpo desmembrado y quemado.
En estos días empezará el análisis de los exámenes forenses junto con el resto de pruebas. La Fiscal y los agentes a cargo tienen el difícil trabajo, además, de establecer si hay una red de trata.
Emilia es parte de una estadística escalofriante: en el 2017, 18 niños fueron asesinados en el país, y desde 1970 375 menores han desaparecido. También el país ha leído con impotencia y sorpresa las cifras sobre el abuso a menores.
La manera en la cual se cuida la vida de los niños dice en gran medida de qué clase de sociedad se trata. Hay tareas pendientes, y si bien la más importante es la prevención y el cuidado, cuando este falla al menos hay que evitar la impunidad y la persistencia del delito.