El cáncer afecta a una parte de la población. En algunos casos la enfermedad es mortal; en todos, golpea las economías.
Todas las personas saben de algún caso cercano – familiar o amigo – que lo padeció o lo padece. A más de la salud, la enfermedad afecta en emocional y los recursos de pacientes y familias.
La salud es prioridad nacional, pero es menester que en esa filosofía, las políticas públicas tengan recursos suficientes para emprender en equipamiento y compras de medicinas, casi siempre costosas, ya que se acude al mercado internacional, donde la ciencia logra grandes avances.
Además es importante que las instituciones de salud pública cuenten con instrumentos legales para facilitar una lucha oportuna y efectiva que contemple sobre todo la priorización del paciente y la estabilidad de su familia.
El Acuerdo Nacional contra el Cáncer se movilizó en el país y juntó casi 160 000 firmas en pro de una Ley Orgánica sobre la materia que llegará en dos semanas a la Asamblea Nacional.
Pero han surgido inquietudes de instituciones serias como la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca), que hace un gran trabajo y siempre ha bregado por los recursos y el puntual compromiso público de su entrega.
Es muy alentador que los proponentes estén de acuerdo en que se armonicen las propuestas y se haga una ley de consenso. De lo que se trata es de mejorar, en su conjunto, la atención a los pacientes de este grave mal.