Las herramientas son indispensables para los bomberos, al momento de extinguir un incendio forestal. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
La propagación de incendios forestales en el Distrito Metropolitano de Quito, a partir de la segunda quincena de agosto, evidenció el trabajo que realiza el Cuerpo de Bomberos. ¿Cuán complicado resulta apagar un incendio de esa magnitud?
Tres bomberos resultaron heridos mientras combatían el incendio del Auqui, el miércoles 26 de agosto del 2015. Presentaron luxofracturas en el tobillo y rodilla, y quemaduras de primero y segundo grado en sus brazos. Pero el incendio logró ser controlado.
Marco Quinatoa, de 35 años, miembro de la Unidad de Incendios Forestales, contó este lunes 31 de agosto del 2015 que apagar un incendio forestal implica manejo de herramientas, exigencia física, análisis del tipo de geografía y uso de la estrategia adecuada.
Para él, combatir el fuego en las montañas es uno de los retos más complicados para los bomberos debido a la cantidad de material vulnerable que hay en la zona, a la poca humedad en época veraniega, a la presencia de quebradas, accidentes geográficos y al viento.
Luego de recibir una llamada de alerta, el 911 despacha una estación.
En cuestión de minutos, sale una brigada de respuesta con cinco personas a bordo. Para enfrentar el fuego, los bomberos deben estar equipados con ropa especial, hecha de una tela que repele las llamas.
El uniforme consiste en un pantalón, una chaqueta, un atuendo interno, botas y casco con protección. Además, guantes y una monja, es decir una especie de pasamontañas.
El material ignífugo es mucho más resistente que la tela común y corriente. Para tener una idea, una tela normal se tarda de dos a cinco segundos en encender, dependiendo del material del que esté hecho. El uniforme de un bombero es mucho más seguro. Puede estar en contacto hasta tres minutos con el fuego y no encenderse. Sin embargo, a la larga acumula calor y termina por quemarse, por lo que el bombero debe evitar estar en contacto directo con las llamas.
En un incendio forestal la radiación del fuego es tan fuerte, que el calor se vuelve insoportable. Quinatoa explica que pese a que los uniformes con los que cuentan al momento son cómodos, los protegen y les permiten moverse con facilidad, el calor es similar al que se siente en un sauna a toda potencia y sin la opción de abrir la puerta y abandonar el cuarto.
Para combatir un incendio forestal, además de agua, utilizan herramientas especiales, una de las más importantes, es el batefuegos. Se trata de un mango de madera con una plancha de caucho en el extremo, que es utilizada para sofocar.
Otra de sus herramientas es el maclau, una especie de pico, azadón y rastrillo que del un lado sirve para cavar y del otro para raspar.
Cuentan además con un pulaski, una herramienta que de un lado tiene un hacha y del otro un azadón, con ella se corta la maleza y se cava.
Deben utilizar también una bomba mochila. Se trata de una maleta de caucho con capacidad para transportar 20 litros de agua. En un incendio, ese líquido se termina en cinco o máximo 10 minutos, por lo que el uniformado debe volver al tanquero a recargar la mochila.
Con todos esos implementos, que superan las 20 libras de peso, el bombero camina, trepa, ingresa a quebradas y laderas empinadas. Al llegar al incendio, lo primero que hace la persona que está al mando es analizar la situación para saber cómo hacer más efectivo el control.
Se puede atacar directa o indirectamente, dependiendo de la topografía y de la dirección del viento.
Si hay vegetación baja, sobre todo pasto, se puede hacer un ataque directo. Este consiste en trabajar básicamente con agua y herramientas de sofocación, es decir el batefuego y la pala. Se toma tierra y se la arroja sobre el fuego.
Si el incendio involucra árboles altos, se lo debe atacar de manera indirecta. El primer paso es pedir apoyo a tanqueros y se realiza lo que se conoce como línea de defensa. Esta consiste en cortar la vegetación que bordea al incendio. Se elimina los matorrales y se lo deja al ras del suelo.
Para ello es necesaria la utilización de herramientas como el maclau, el polaski y la motosierra. Así se evita que el fuego pase esa línea.
El equipo se divide en tres grupos. Los primeros se dedican a sofocar y combatir con agua, el segundo a cortar los árboles y plantas y el tercero a retirar la vegetación.
La línea de defensa debe ser levantada aproximadamente a 100 metros de la cabeza del incendio. El fuego forma una especie de cuerpo y los bomberos deben identificar dónde se encuentra la parte principal, la parte que va adelante ganando terreno.
La línea de defensa, que puede medir desde tres hasta seis metros de ancho, es altamente efectiva, pero no siempre funciona. A veces el viento hace que las llamas continúen avanzando.
Como parte de su trabajo, los bomberos deben buscar rutas de evacuación por si las llamas se salen de control.