Nació hace 32 años en una época difícil y compleja, muy poco propicia para una naciente democracia. Ese fue su signo zodiacal: refugio de la resistencia política en medio de un futuro preñado de difíciles sortilegios.
Diario Hoy suspende su versión editada y recuerda la lecciones de las trincheras que durante la primera Gran Guerra dieron ejemplo de valentía y audacia, muchas veces sin esperanzas de la victoria. Por eso, el mayor registro en la vida de diario Hoy seguirá siendo el conducirse permanentemente al borde del abismo que marca el autoritarismo, cualquiera sea su signo frente a la prensa libre.
El medio de comunicación que suspende o modifica su edición impresa ejerció con libertad el periodismo político y aportó a una versión diferente o contrapuesta a los gobiernos de turno. Su experiencia, en este sentido, demostró que en ninguna sociedad, democrática o no, el periodismo libre es bien visto, o es repudiado por los detentadores del poder o por los grupos de interés o de presión en la sociedad. Ambos, poder y prensa libre, coinciden en buscar el bien común o como se dice en el lunfardo nacional “el buen vivir”. El problema y las diferencias surgen en los medios y caminos para lograr que estos dos trenes coincidan en la misma ruta por carriles paralelos y evitar que sigan la misma, pero en sentido contrario.
El peso editorial del diario Hoy, incluso más que el informativo, fue un signo, que lo distinguió en su difícil trayectoria. Puede haber múltiples discrepancias por las opiniones que en sus páginas se vertieron pero nunca se evidenció la manipulación de esos espacios para la lectura de los que dudan o sospechan de las versiones oficiales. El editorial era voz oficial del medio y los articulistas respondían exclusivamente por la suya, como contrapeso de la libertad de la que gozaban.
Por estos motivos será sentida la ausencia, o recurriremos a la versión digital para leer a Simón, Felipe, Mauricio, Joaquín, Gonzalo, Diego, Thalía, Ernesto y otros atrincherados.
Cumplieron con la sociedad y nada más. Esperaremos sus polémicos puntos de vista, pues no hay lugar para la nostalgia.
Finalmente, en este caso y otros que están en la penumbra, queda expuesta la censura económica, vía publicidad o promoción gubernamental: “A este sí y al otro no”. Es la lógica del ejercicio del poder y de la ausencia de un marco normativo para evitar esta distorsión con recursos que pertenecen al pueblo. Al respecto debe recordarse la sentencia de la Corte Suprema de la República Argentina, en el caso de la demanda de la Editorial Río Negro contra la provincia de Neuquén en el año 2007, que con claridad histórica estableció que la publicidad oficial jamás puede ser discrecional por motivos relacionados con la línea editorial de un medio, pues sería un medio indirecto de vulnerar la libertad de expresión. Esto, en una nación que tanto se parece a la nuestra en virtudes políticas.
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