Los residentes de la región ucraniana Jersón -tanto de las zonas controladas por Ucrania como las que se encuentran bajo dominio ruso- se enfrentan en las próximas semanas a una crisis sanitaria por la destrucción de la presa de Kajovka, cuyo impacto se extiende incluso al norte de Crimea, según estima el Ministerio de Defensa británico en su última evaluación del conflicto.
El colapso de la infraestructura, del que Kiev y Moscú se culpan mutuamente, ha “interrumpido gravemente” la principal fuente de agua potable de la península de Crimea, el Canal del Norte de Crimea, que recibe el agua a su vez del embalse de Kajovka.
Desabastecimiento de agua
Según Londres, el nivel del agua del embalse habría quedado desde el pasado viernes por debajo del nivel del mar, lo que imposibilita el flujo de la corriente hacia la península.
“Por lo tanto, las comunidades de ambos lados del río Dniéper se enfrentan a una crisis sanitaria ante el acceso limitado al agua potable, lo que provoca un aumento del riesgo de enfermedades causadas por su ausencia”, estima el Ministerio de Defensa en su última valoración del conflicto, publicada en su cuenta de Twitter.
Como nota relativamente positiva, al menos en la parte rusa, Londres cree que Moscú está capacitado para cubrir relativamente las necesidades de la población en las zonas bajo su control, bien usando otros embalses, aplicando políticas de racionamiento, perforando nuevos pozos o bien entregando directamente agua embotellada.
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