El ciclo lunar chino culmina y la cocina tradicional resurge durante estas fiestas. La abundancia es una constante en el menú que se degusta
en Quito. Restaurante Mágico Oriental. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El año del Mono llega a su fin. Para la cultura china se inicia una nueva época con el Gallo de Fuego. La ceremonia de transición se celebra con comida y reuniones familiares a lo grande. El festival para recibir el nuevo ciclo lunar dura 15 días en los que se traerá buena suerte a los hogares.
La cocina está estrechamente relacionada a las costumbres para un nuevo año fructífero. Existen alimentos que no faltarán en la mesa como naranja o mandarina, pues simbolizan plenitud y riqueza. También están las preparaciones tradicionales que en esta fecha toman mayor importancia. Los dumplings forman parte de la mesa china para esta fecha.
Existe el mito de que mientras más se comen, más se augura salud en el año. Como fideos de longevidad se conoce a la pasta especial que se debe consumir sin romperlos. Así brindarán larga vida y felicidad, pero a la hora de la cena también aparecen los fideos de soya.
Mei Hua, propietaria del restaurante Mágico Oriental en Quito, explica que esta fiesta es una de las más importantes para China. Las familias se reúnen e incluso vienen los parientes de otras ciudades o del extranjero a compartir la mesa juntos. En su local mantiene una receta que se degusta en esta fecha especial. Se pronuncia ‘joco’, dice Hua, y en esencia es una mesa redonda repleta de comida variada.
Una de las combinaciones se da con los alimentos crudos y frescos. Estos se sirven en delicadas formas. La carne de res o chivo se corta en láminas delgadas, el camarón se sirve triturado, el pescado en forma de bolitas y los champiñones frescos sin su tallo. Cada comensal va tomando los productos y los suma a su propia olla.
En una especie de fondue chino, cada comensal recibe una olla que preserva el fuego. En ella se sirve un consomé. Hua explica que se puede consumir con dos variaciones de caldo normal o picante. El agua base tiene solo apio, tomate y el caldo de la cocción de huesos de cerdo. Mientras que la sopa picante llevará este caldo, cebolla y ají con pepas.
Los alimentos crudos se van colocando en la sopa para cocinarlos y comerlos poco a poco, rescatando cada producto con una cuchara en forma de canastilla. Hua recomienda dejar las carnes de corte fino tan solo unos cinco minutos antes de comerlas. Pero preparaciones como las bolas de pescado tomarán más tiempo. Así absorben el sabor de los vegetales y tienen un sabor jugoso.
Todo se sirve con una salsa de maní y especias. Este aderezo ayuda a amilanar el picante de la sopa o potenciar los sabores de ciertos ingredientes. Su toque salado resalta con los pescados y se amalgama con las verduras.