¿Y qué le deja Papito Noel al Ecuador? Nos late que le deja un buen impulso para que siga avanzando. A 100 kilómetros por hora o -lo que casi es lo mismo- a cien dólares el barril. Porque ese regalito -el buen precio del oro negro- es importante para todos. Para los gobernantes y los gobernados. Unos y otros, los de arriba y los de abajo, debemos contribuir para el avance de la patria en todos los frentes, incuyendo, por cierto, el importante sector no petrolero. ¿Qué otro regalo, Noelito? Pues, bajar el nivel de las broncas. En otras palabras, actuar y avanzar con más paciencia y más templanza. Sin choques innecesarios. Evitando la polarización radical, un tema que tanto daño ha causado en otros países y algunas veces en el nuestro. Así como limitando los excesos de poder que no hacen bien a una Patria que -al final de cuentas- es o debe ser de todos. Por otro lado, frenando la inestabilidad nacional que causó tantos daños en otras navidades y puso a Jamil en Harvard, a Abdalá otra vez en Panamá y a Lucio en un helicóptero. Manejando la platita con serenidad, para que surjan obras viales y más hospitales, claro, pero con las precauciones y los ahorros que sean del caso. Un país con prensa independiente. responsable, mesurada, con diversidad de opiniones y con los menores errores posibles. Un Ecuador que marque el paso en todos los sentidos. Que acepte los cambios pero sin llegar a los extremos. Que propicie perìodos limitados de gobierno, en un ambiente de democracia. Que los funcionarios y los primos no hagan daño a los gobernantes y al país.
¿Qué más? Que nuestro Quito progrese y enfrente sus problemas pero sin llegar a los tres millones. ¿Cómo así? Porque el crecimiento de las grandes ciudades significa que sigue funcionando la emigración interna y eso no es bueno cuando se miran las cosas con sentido nacional. Que se inaugure el aeropuerto, pero !ojo Papá Noe!l. ayuda tú también para que el Valle de Cumbaya no se convierta en un “sal si puedes”. Todo le vino en pocos años. Nuevas urbanizaciones, barrio de moda, aeropuerto, centros comerciales. Hay que darle un buen regalo. Que avancen las vías, Papa Noel. Otra novedad. En breve va a quedar desierto y abandonado el viejo aeropuerto Mariscal Sucre número 1. Esta es su última Navidad. ¿Y qué va a suceder en el futuro? Allí se va a levantar un hermoso y gigantesco parque, tres veces más grande que la Carolina, con nada menos que 130 hectáreas ubicadas en un excelente sitio de Quito. Por añadidura, un centro de convenciones y un colegio, el Sebastián de Benalcázar. Nada más. Tu puedes obsequiarle hermosos árboles y lindas flores.
Navidad, Navidad. Termina el mes de diciembre, tan intenso en el mundo, en el Ecuador y en Quito. Hay intenso movimiento. Jornadas de alegría y de pena. Días de contraste. Y el sueño grato de recibir a Noel con sus regalitos en el país, en la ciudad, en el hogar.