Los ocho candidatos aceleraron el paso cuando oficialmente se inició “la campaña” y más aun desde que se concretó un diálogo que se realizará, en EL COMERCIO. Claro, si ya faltan solo un mes y 13 días para ir a las urnas y cuatro meses y 15 días para cambiar de presidente al cabo de diez años y 5 meses. Es la hora de las encuestas, de los cálculos y hasta de los chismes. Se acerca un cambio interesante, que siempre parecía lejano, en Carondelet, luego de una larga entrega total a la causa.
El Gran Jefe Rafael prepara ya, seguramente, las maletas y lo hace con una dosis de rabia porque cuando se aproxima la despedida no faltan los problemas. Los Pareja se esfuman y los adversarios hablan de corrupción. Aumenta la lista de los que fueron dedicándose a los negocios petroleros oscuros, con un tipo de confianza -Carlos Pareja Y. hoy prófugo- a la cabeza. Mientras tanto, una empresa brasileña y el Departamento de Justicia de EE.UU. hablan de que en el Ecuador también hay funcionarios que recibieron sobornos. Todo en vísperas de la despedida.
Menos mal que el candidato aliancista se mantiene en el primer puesto desde que llegó del exterior. Lenin tiene sus atractivos y cuenta con el apoyo oficial. Pero los adversarios se atreven a decir que para el Gran Jefe Rafael sería mejor que gane un postulante adversario que luego, por culpa de las deudas y de la ineptitud, fracase y abra el camino para su regreso allá por el año 21. Otros chismosos afirman que Lenin ya no es muy correísta y ofrece no confrontar durante su período, no criticar a Bonil, no construir escuelas del milenio, vender dos aviones, entre otras cosas.
Pero el ginebrino Moreno sostiene que si es correísta, cree que Correa tiene todavía una popularidad del 50 por ciento y ofrece gobernar ocho años si logra pagar las deudas.
En honor a la verdad, el banquero Lasso también está haciendo lo posible para que no gane Lenin. Suma ya 12 vueltas al Ecuador, se mantiene en campaña durante más de cuatro años y llenó la Plaza Belmonte. Pero hay chismosos y mal pensados que afirman que Lasso se siente perdido y por eso ofrece maravillas, como crear durante su mandato un millón de empleos y -simultáneamente- echar al tacho de basura 14 impuestos.
Las versiones dicen que Cynthia Viteri también está subiendo y no hay que olvidarse de ella. Una de sus ofertas es que todos los corruptos irán a la capacha y otra que Mauricio Pozo tiene listo un lindo plan económico.
El cuarteto de luchadores se completa con el general (r) Paco Moncayo, quien está demostrando vigor y anuncia muy sensatas soluciones para los problemas económicos y sociales de la época, pese a que es el más veterano de los ocho.
Los otros cuatro postulantes son también excelentes personas: Washington Pesántez, Patricio Zuquilanda, Dalo Bucaram e Iván Espinel.