El proyecto editorial publicado por la PUCE cuenta con 11 antologías de escritores ecuatorianos. Foto: Captura de pantalla
Con la publicación de las antologías de David Ledesma Vásquez, Fernando Nieto Cadena, Sonia Manzano y Gonzalo Escudero, 11 son los autores que se han sumado a la mesa de ‘El almuerzo del solitario’, un proyecto editorial del Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, que fue concebido como una ventana para que las nuevas generaciones conozcan a los poetas indispensables de la literatura ecuatoriana del siglo XX.
En ese empeño, Santiago Vizcaíno, director del Centro de Publicaciones, y Andrés Villalba Becdach, editor del proyecto, han concebido a estos libros como pequeños objetos de colección ricos en fondo y forma. A más de una selección minuciosa de los textos de cada autor, las antologías cuentan con estudios introductorios escritos por ensayistas y catedráticos ecuatorianos y en su portada con cuadros de pintores como Eduardo Solá Franco o Luigi Stornaiolo.
‘Los días sucios’, la antología de Ledesma Vásquez, por ejemplo, tiene en su portada una obra de Wilson Paccha titulado ‘Faunos nocturnos en viajes interestelares diurnos’.
La obra tiene un estudio introductorio de Carlos Aulestia, en el que sostiene que el material y esencia de la escritura de este poeta guayaquileño, anulado por su familia y la clase intelectual de los años 60, está en su sufrimiento y en su placer cotidiano, un goce que a veces aparecía a través de los poemas de Alfonsina Storni, las obras de Vincent van Gogh, o el baile de Isadora Duncan.
En ‘El ave que todo lo atropella’, la antología de Sonia Manzano, Sandra Carbajal da cuenta de la escritura de esta autora y sostiene que, en muchos de sus poemas, la voz poética proclama a la mujer como sujeto de deseo entregada al placer de escribir. En su poesía, Manzano es irreverente y musical; allí están sus textos dedicados a cantantes como Víctor Jara o géneros como el tango.
Margarita Borja fue la encargada de escribir el estudio introductorio de ‘Réquiem por la luz’, del poeta quiteño Gonzalo Escudero, cuya obra va en tres senderos: el del misticismo erótico; el de la arquitectura musical; el del poeta como creador de mitos. “Su legado -dice- es una obra mítica creada desde la tremenda certeza de que la poesía es mito por antonomasia”.
Finalmente, en ‘Atrás de mí queda un barrio a oscuras’, la antología de Fernando Cadena Nieto, el también poeta Juan José Rodinás destaca que, frente a la seriedad que ha caracterizado a la poesía ecuatoriana, el autor guayaquileño posee “detalles cómicos que sabotean el patrón patrimonial o aséptico y falsamente universal de gran parte de la poesía ecuatoriana”.
Entre los nombres que también son parte de esta Antología Lírica del Ecuador también están poetas como Aurora Estrada i Ayala, Ileana Espinel, Efraín Jara Idrovo, Euler Granda y Francisco Granizo.