Los grandes clubes del mundo como el Real Madrid, el AC Milan, el Manchester United y muchos otros en todo el planeta cuidan con mucho celo un concepto que se denomina ‘imagen corporativa’.
La imagen tiene que ver con lo que los públicos creen o piensan de nuestra empresa, marca o producto. Es una definición que está vinculada directamente con el mundo empresarial, pero que no escapa a otras realidades como el fútbol.
“A la imagen se la relaciona con una fotografía mental o una idea que es una analogía visual, sensorial o espacial de la realidad conformada por el procesamiento de una mezcla de hechos, creencias, actitudes y percepciones en un lapso relativamente corto de tiempo”, dice el especialista Michael Ritter en su libro ‘El valor del capital reputacional’.
Es decir, las personas tienen la imagen de una marca o empresa en base a distintos elementos que han podido percibir. Esos elementos son los que la organización le ha entregado a la persona como por ejemplo el logotipo, los colores, el precio de los productos, su comportamiento corporativo, la experiencia de compra, etc.
Liga de Quito debe ser la marca futbolera que mejor ha trabajado en ese sentido en Ecuador. Tras conseguir la Copa Libertadores en el 2008, la dirigencia del club merengue se ha preocupado por estandarizar el diseño del uso de su marca, la tipografía que usa es inconfundible, su departamento de comunicación es uno de los más eficientes…
La ‘U’ también se ha encargado de que su estadio sea un símbolo de identificación para sus hinchas y hace poco inauguró su nueva sala de prensa, un espacio donde los hinchas y periodistas pueden admirar los trofeos que ganó el autodenominado ‘Rey de Copas’, un eslogan que ha servido para construir su imagen.
Pero en ese proceso de mantener la reputación corporativa también entra el capital humano y en Liga son vitales sus dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. Esta definitivamente es la parte más sensible, porque las personas son impulsivas por naturaleza y sus declaraciones o decisiones pueden tirar abajo toda la imagen institucional.
El domingo en el partido ante Independiente, Luis Zubeldía perdió todos los papeles. Se olvidó de su rol de líder de un grupo y no se dio cuenta que trabaja en uno de los clubes más importantes del país. Cruzó el límite y puso en riesgo su reputación y la de su equipo.
Zubeldía contenido por sus jugadores. Foto: Eduardo Terán / El Comercio
Solo por hacer una comparación. ¿Cómo se comportaban Edgardo Bauza o Manuel Pellegrini en casos similares? Su actitud siempre demostró solvencia para enfrentar situaciones aún más incómodas. ¿Dónde están ahora Bauza y Pellegrini? El uno está a punto de jugar el Mundial de Clubes y el otro dirige en la Premir League.
Zubeldía puso en riesgo el prestigio bien ganado de Liga al meterse a la cancha con intenciones de querer agredir al árbitro Roddy Zambrano. Si no era por sus jugadores, no sabemos cómo hubiese terminado esta historia. Y no solo eso, sino que después respondió de manera poco educada la pregunta de una periodista en la rueda de prensa.
¿Cuál es la imagen que tiene el hincha de Liga de su entrenador?, ¿cuál es la reputación del club merengue frente al periodismo y al resto de hinchadas?, ¿Luis Zubeldía permite que sus jugadores se comporten como él?, ¿dónde quedó el Zubeldía que les prohibía a sus jugadores cambiar de camisetas porque en Liga se viene a jugar?
En un acto de prudencia, Rodrigo Paz, el máximo dirigente de Liga declaró en varios medios que Zubeldía perdió la compostura y se equivocó. El viejo zorro de la ‘U’ tuvo que volver a apagar el fuego, demostrando que el liderazgo en una organización no tiene nada que ver con ponerse bravo, sino con saber tomar las mejores decisiones en los momentos más complicados.
La imagen institucional se construye desde varios frentes y uno de ellos es el comportamiento de los colaboradores internos; mientras que la reputación se mantiene a lo largo del tiempo como resultado de saber trabajar la identidad. Queda la sensación de que Liga está poniendo en juego su prestigio si no corrige a tiempo a su entrenador, que en este año ha sido expulsado nada menos que en seis ocasiones.
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