Dos jóvenes juegan con agua, por carnaval, en la laguna de La Alameda, centro de Quito. Foto: Archivo/EL COMERCIO
“A la voz del Carnaval, todo mundo se levanta”, seguramente al leer esto en tu cabeza resuene la famosa canción carnavalesca. También es probable que sientas ganas de llamar a tu grupo de amigos y jugar con agua hasta quedar empapados, pero ¿alguna vez te preguntaste cómo nació la costumbre de mojarse durante la fiesta de carnaval?.
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El Carnaval es una fiesta medieval que antecede a la Cuaresma, el periodo de tiempo en el que los católicos se preparan para la Pascua. Esta última es la fiesta más importante para esta religión. Durante los días de Cuaresma los creyentes buscan purificarse, no solo espiritual, sino físicamente.
Según explica el historiador ecuatoriano Fernando Muñoz el juego con agua podría tratarse de una degeneración de los rituales de purificación física de la religión católica, como el bautismo. De esta manera el juego con agua habría comenzado a practicarse en las épocas previas a la Cuaresma, es decir en Carnaval.
En la época colonial ya existían registros de juegos con agua durante Carnaval, sobretodo por las prohibiciones de las autoridades para que se realicen este tipo de actos, porque generaban desorden. Según explica Muñoz, el Cabildo de Quito llegó a cortar el suministro del líquido vital para evitar que se juegue con este.
Otra institución importante de la época, que trataba de frenar los juegos carnavalescos fue la Iglesia Católica. En principio, porque el Carnaval nació como una fiesta pagana, es decir que estaba en contraposición de los rituales y las creencias católicas. Por ejemplo, los Jesuitas, en el Siglo XVIII, decidieron exponer el Santísimo sacramento frente a la Iglesia de la Compañía para evitar el juego.
Pero las tradiciones de esa época no se parecían a las de ahora, la gente no jugaba hasta quedar empapada, todo lo contrario, el juego con agua era más sutil y consistía en mojar solo un poco a tus amigos. En la fiesta tradicional quiteña se usaban cascarones, que eran una especie de huevos hechos con parafina, a los que se le llenaba con agua de colonia y con este líquido perfumado se mojaba a las personas. Esta costumbre tomó forma en el Siglo XIX, cuenta Fernando Muñoz.
Algo que sí se ha mantenido hasta la época es el afán del poder por detener este tradicional juego de febrero. En 1868, un decreto del Congreso prohibía el juego con agua, algo similar a lo que sucede actualmente. 150 años después, el Código Integral Penal (COIP) establece una sanción entre ocho y 20 días de privación de libertad para quien agreda o lesione a una persona cuandio juegue Carnaval. Así que a tener estas sanciones en cuenta antes de jugar y ¡Feliz carnaval!