La mujer relata lo sucedido en un bus de transporte público en Quito. Foto: Eduardo Teán / EL COMERCIO
Karina (nombre protegido) es una empleada pública que sufrió un asalto mientras se movilizaba en un bus con dirección a La Marín, en el centro de Quito. Recuerda que al mediodía del martes 12 de noviembre del 2019, un desconocido se subió a la unidad de transporte, a la altura del sector de San Blas, y le arrebató su teléfono celular con un cuchillo.
A continuación su testimonio:
“Eran aproximadamente las 12:15 cuando tomé un autobús en las inmediaciones de la Universidad Central para dirigirme a La Marín. Todo iba bien hasta que llegamos al paso deprimido de San Blas y en ese momento recibí una llamada telefónica. Contesté porque allí no es parada y pensé que nadie se subiría al bus. Sin embargo, para mi sorpresa, eso no ocurrió.
Pasábamos justo bajo el puente del intercambiador. El chofer abrió la puerta posterior y un hombre que tenía un cuchillo se trepó rápidamente al carro. Me amenazó con su arma blanca, me arranchó el celular y se fue. Hice lo que me pidió, no me iba a poner a discutir con él. Lo curioso fue que el conductor abrió la puerta delantera metros más adelante y el tipo se escapó con lo que me quitó. En el vehículo íbamos unos 10 pasajeros y le reclamamos a él y el controlador por abrir la puerta para que el ladrón se suba al carro y luego huya con el aparato.
El conductor nos dijo que de gana contesté la llamada cuando me timbró el teléfono. Al principio, yo estaba muy asustada y me en encontraba en shock, pero finalmente reaccioné y me bajé en La Marín para pedir ayuda a un familiar que vive allí. Lo primero que hice fue bloquear el teléfono, pues desde el aparato realicé algunas transacciones y otros trámites personales.
Luego del incidente, una señora se me acercó y me dijo que esa clase de robos son muy comunes en la actualidad. Por falta de tiempo no denuncié lo que me ocurrió. Reconozco que sí debería hacerlo para tener un registro del hecho.
Yo vivo en Conocoto y la situación es muy complicada para los pasajeros que esperamos los autobuses en la estación del Playón de La Marín. Desconocidos se aprovechan cuando hay pocos pasajeros y se hacen pasar por vendedores para hacer daño. Se sientan a lado de los chicos y les roban”.