Tenía cuatro años cuando desmontó las rueditas de su bici para que no se cayera con la ayuda del guardia de su urbanización. Así le obligaba a su padre para cumplir un trato con su padre: si lo lograba, le compraría una moto. Desde entonces, Mateo Restrepo se confiesa en este ‘Diálogo sin Sombrero‘ que desde entonces no se ha bajado del manubrio. Hoy es uno de los rostros más conocidos del motocross y de las redes sociales como influencer en Ecuador.
Una infancia a toda velocidad con Mateo Restrepo en el motocross y como influencer
Apenas caminaba, ya lloraba para que lo suban a una moto. Lo cuenta entre risas, recordando sus primeros berrinches. A los cuatro años, convenció al guardia de su urbanización para que le quite las ruedas de apoyo a la bicicleta. Cuando su padre volvió del trabajo, Mateo ya pedaleaba solo. Cumplió su palabra: le compró su primera moto.
Con siete años, Mateo Restrepo descubrió el motocross profesional al ver una carrera como influencer también. Desde entonces no hubo marcha atrás. “Comenzó como hobby, luego fue un deporte y al poco tiempo ya era nuestro estilo de vida”, dice. Dejó la Coca-Cola y las papas fritas a los nueve años. “Si iba a hacer esto en serio, tenía que dejar lo que me frenaba”, pensó.
Disciplina, ritmo y personalidad: el salto a la competencia de Mateo Restrepo en Ecuador
Mateo creció entrenando, viajando y ganando. A los doce años fue campeón latinoamericano. A los catorce, su sueño ya tenía nombre: quería irse a Estados Unidos a competir. Lo logró. “Vivía en una casa rodante, me cocinaba, limpiaba la moto, cambiaba llantas… todo solo”, recuerda.
Un día compitió contra sus ídolos, entre ellos Josh Hill y Stank Dog “Me temblaban las manos cuando les saludé”, cuenta. Quedó tercero. “Ese día entendí que no estaban tan lejos. Ya no eran gigantes. Estaban en la pista, conmigo”.
Free riding en Ecuador: acrobacias, shows y contenido digital de Mateo Restrepo
Hoy Mateo Restrepo ya no corre válidas. Su energía está en el free riding, una disciplina en auge que mezcla saltos gigantes, trucos y diversión. “Es más libre, creativo y visual”, explica. Construye un compound en Ecuador con rampas y zonas de salto, mientras prepara una gira nacional.
Su meta es llenar playas y ciudades con exhibiciones. “Quiero ir a Manta y hacer un show para 5 000 personas”, dice. Este nuevo formato seduce a las marcas: “Es más visual, más adrenalínico, más útil para el marketing”.
Influencer ecuatoriano: comunidad, marcas y vida con Apri León
Con el tiempo, la moto también lo llevó a las redes. Sus videos de saltos y entrenamientos se hicieron virales. Luego llegaron los auspiciantes. Hoy trabaja con marcas de ropa, autos, hoteles y contenido lifestyle. Y lo hace en pareja: su esposa, Apri León, también es influencer.
“Somos equipo en todo. Grabamos, editamos y producimos juntos”, cuenta. Lo que empezó como pasión ahora es también trabajo. “Pero siempre gira alrededor de lo mismo: las motos, el viaje, el riesgo y el disfrute”.
Moverse en Quito: el motociclista que prefiere carro
Sorprende que no se movilice en moto por Quito. “La moto de calle sí me da miedo”, dice.
Tiene respeto, pero no amor por el tráfico capitalino. “Siento que hay una guerra silenciosa entre carros y motos”, explica. Aun así, reconoce que una buena planificación vial permitiría que la moto sea la mejor opción para Quito.
Ídolos, memoria y legado personal de Mateo Restrepo
Sus referentes han sido Travis Pastrana y Ken Roczen, dos leyendas del motocross mundial. También admira a la familia Cordobés. “Competí contra Miguel y Juan Pedro. Son rapidísimos. Son historia viva del motociclismo nacional”.
Cuando le preguntan con quién se tomaría su último café, no duda: “Con mi familia completa. Mi esposa, mis papás, mi hermana, mis abuelos. Todos”.