El arte de la comedia no es un juego inocente. Al menos así lo ve Daniel Machado, conocido como El Jack, uno de los comediantes más reconocidos del país. En una conversación íntima en Diálogos sin Sombrero, El Jack reflexiona sobre el poder de la comedia, la risa, sus límites y los peligros de un escenario cada vez más vigilado.
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“La comedia me ha salvado la vida”, afirma El Jack, con la voz serena y un café en mano. Sin embargo, reconoce que hoy es un terreno minado. “La censura y las susceptibilidades son los mayores riesgos. Hay un borde que no puedes pasar: dejas de ser chistoso y te vuelves agresivo”, explica.
El humor, dice, desnuda verdades incómodas. Por eso provoca risa, pero también puede generar rechazo. “¿Qué tan cruel puedes ser para decir lo que quieres decir? Ahí entra la habilidad de cada comediante”, señala.
Machado revela uno de sus secretos: la regla de tres. “Funciona en la comedia física y también en el stand-up. Das dos golpes predecibles y el tercero rompe el patrón. Ahí está la magia”, detalla.
Pero no todo es técnica. “En la risa no se puede mentir”, advierte. “Puedes fingir como jurado en un concurso de baile, pero en un show, si la gente se ríe, sabes que es genuino”.
¿Y si nadie se ríe? “Claro que me ha pasado. Al principio sufría. Después aprendí a no enfocarme en quien no se ríe, sino en quien sí lo hace”, dice. Para él, la única regla del stand-up es provocar risas. Si no, se convierte en un monólogo teatral.
Los límites éticos del humor
El Jack evita el humor basado en humillar al público. Prefiere un guion sólido a depender de la improvisación. “Improvisar es peligroso. Una palabra mal dicha, grabada sin contexto, puede destruirte”, advierte.
También observa con cautela la tendencia actual de interactuar con el público en busca de material. “Si alguien da permiso, bien. Pero si cruzas la línea hacia la humillación, ya no es comedia”, sostiene.
Influencias y referentes
Entre sus referentes figuran Jim Carrey, Rowan Atkinson, Chespirito, Derbez y comediantes ecuatorianos como Carlos Michelena y David Reinoso. También destaca el aporte de Enchufe TV para proyectar la comedia ecuatoriana fuera del país.
Para El Jack, reírse de uno mismo es esencial. “Si no lo haces, no puedes ser comediante. De niño me decían ‘payasito’ como insulto. Luego abracé eso”, recuerda.
Y añade con convicción: “Las personas que no saben reírse de sí mismas tienen serios problemas”.
Una visión de la felicidad
Machado busca la felicidad en el bienestar cotidiano. “Estar aquí tomando este café es felicidad. Lo difícil es mantener ese estado durante todo el día”, reflexiona.
Si pudiera tomar su último café, lo haría con quien más le marcara en ese momento. “Si alguien me hace daño, me gustaría despedirme con esa persona. No cambiaría nada, pero me iría sabiendo”, confiesa.
El Jack lo tiene claro: hacer reír no es sencillo. “Conmover es fácil. Provocar una carcajada honesta es lo más difícil que hay”, sentencia.
Por eso, en un mundo hipersensible, ser comediante hoy exige no solo talento, sino también ingenio, ética y coraje.