Pobladores de la comunidad rural de Oyacachi, conformada por unos 630 indígenas kichwas recurre al ecoturismo para conservar sus ancestrales tradiciones. Foto: Ekaterina Montalvo / EFE
Conformada por unos 630 indígenas kichwas y repartida entre la sierra y el páramo, a unos 4 000 metros de altitud, la comunidad rural de Oyacachi recurre al ecoturismo como vía para conservar sus ancestrales tradiciones.
Ubicada en el cantón El Chaco, provincia de Napo, esta comunidad rural ha conseguido mantener su identidad desde tiempos coloniales gracias a su ubicación geográfica y ahora lucha contra las amenazas del progreso y la migración.
“Oyacachi es una comunidad que, al ser remota, evitó el control colonial y pudieron desarrollarse en relativa autonomía en la época de colonia y después de ella”, afirma Simeon Floyd, profesor de antropología de la Universidad San Francisco de Quito.
También conocida como ‘Tierra de Agua’ por la variedad de lagunas a su alrededor, se halla en medio de la Reserva Ecológica Cayambe-Coca, entre la Amazonía y la Sierra ecuatorianas.
Su población indígena busca aprovechar la gran cantidad de lagunas, ríos, senderos y animales que existen en su alrededor para convertirse en una comunidad autosustentable, y con ello ofrecer un futuro a los más jóvenes a la vez que garantiza su propia identidad.
Floyd explica que, por la distancia, “nunca tuvieron intervención de agentes exteriores” pero que necesitan del intercambio para su supervivencia y el ecoturismo se perfila como la apuesta de toda la comunidad.
Con 64 000 hectáreas, la comunidad disfruta del cómodo clima de los Andes en dos tercios de su territorio, mientras que en el tercio restante, reina el frío de los páramos.
Oyacachi, entre el páramo y la Amazonía
Panorámica de la comunidad rural de Oyacachi, en la provincia de Napo, que ha conseguido mantener su identidad desde tiempos coloniales gracias a su ubicación geográfica. Foto: Ekaterina Montalvo / EFE
Las termas de Oyacachi, son uno de los máximos atractivos de la zona. Foto: Ekaterina Montalvo / EFE
La artesanía de Oyacachi es una de las fuentes ancestrales de ingreso de la comunidad rural ubicada en el cantón El Chaco, provincia de Napo. Foto: Ekaterina Montalvo / EFE
Héctor Parion, artesano de la comunidad rural de Oyacachi en Ecuador, talla osos de anteojos para alertar contra su extinción. Foto: Ekaterina Montalvo / EFE
En esas condiciones, el 70 % de sus habitantes se dedican a trabajos comunitarios para ayudar al autoabastecimiento del pueblo.
Edgar Parion, secretario de la comunidad, explica a Efe que “el turismo representa una parte del ingreso económico”, pero que se siguen conservando sectores tradicionales como la agricultura o la ganadería dentro de una economía compartida que regenta y administra un cabildo.
“Todos los ahorros se destinan a mejorar la comunidad, también ofrecemos créditos de ahorro e inversiones con intereses muy bajos para que nuestros compañeros puedan salir y hacer algo”, agrega.
De todos los atractivos turísticos que ofrece Oyacachi, los más famosos son sus termas naturales. Son una variedad de pequeñas piscinas que reciben agua natural de los volcanes Antisana y Cayambe, con una temperatura de 40°C.
El complejo cuenta con pequeñas cascadas para masajes naturales, baños turcos, saunas y una piscina de agua filtrada, para quienes quieren disfrutar de temperaturas más relajadas.
“Hacemos turismo comunitario y vamos mejorando las termas con las sugerencias de los turistas”, advierte Edison Tandayamo, trabajador de las termas.
Pero la naturaleza no es el único recurso turístico en Oyacachi, también lo son sus artesanías, reconocidas desde tiempos ancestrales, porque el pueblo siempre ha destacado históricamente por los numerosos artesanos que allí nacieron y laboraron.
Según Héctor Parion, uno de ellos fue usado como la “primera moneda de intercambio” de la comunidad fueron las artesanías y que éstas “tienen mucha historia detrás”. Trabajan con madera de aliso, una especie abundante en los alrededores.
Parion se especializa en la escultura realista y, por encima de todo, le gusta esculpir osos andinos. “Es parte de nuestra cultura, está en peligro de extinción y es un animal emblemático de esta área protegida. Lo esculpo para difundir que hay que cuidarlo y que hay proteger la zona donde habita”, afirma.
Al igual que las termas o la ganadería, también el ancestral sector artesanal de Oyacachi forma parte de la caja comunitaria, de forma que todos sus miembros puedan beneficiarse.
La nueva apuesta, de carácter comercial y sobre todo identitaria, contempla la construcción de nuevos hospedajes, así como la formación de sus jóvenes en el sector turismo.
“Queremos vivir del ecoturismo”, explica Edgar Parion, por lo que la comunidad utiliza sus fondos colectivos para enviar a los jóvenes a estudiar.
El objetivo es que con lo que aprendan puedan impulsar a Oyacachi como un destino y que la parroquia sea, algún día, autosustentable en turismo.