El urbanismo ecológico llega a Guayaquil

Isla Trinitaria y Suburbios son algunas áreas que son parte del proyecto en Estero Salado. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Isla Trinitaria y Suburbios son algunas áreas que son parte del proyecto en Estero Salado. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Isla Trinitaria y Suburbios son algunas áreas que son parte del proyecto en Estero Salado. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

El mapa está dibujado en la tierra, en lo que fue parte de la cooperativa Mélida Toral de la Isla Trinitaria. Con una varita -el añico que quedó de alguna vivienda-, esbozaron el estero Salado. En esta zona del sur de Guayaquil, 42 familias fueron desalojadas en marzo por la Policía para continuar con el proyecto gubernamental Guayaquil Ecológico, que busca recuperar las orillas del Salado con parques lineales.

El sitio, rodeado por mangles, es un aula al aire libre para la Escuela de Verano, una iniciativa de las universidades KU Leuven, de Bélgica, y la de Guayaquil. 52 ambientalistas, urbanistas, arquitectos, sociólogos, antropólogos llegaron desde distintas partes del mundo para coproducir alternativas que unan los proyectos de eco-restauración urbana (Guayaquil Ecológico), con la construcción de la ciudad desde sus habitantes.

Tres tramos del Salado (Suburbio, Cristo del Consuelo y Trinitaria) son sus áreas de estudio. “Nuestras propuestas buscan rescatar el ambiente, sin excluir a los habitantes que han construido esta parte de la ciudad con esfuerzo, algunos hace 50 años como el Suburbio”, explica la arquitecta Viviana d’Auria, de KU Leuven.

Elsie Pata ha sido parte de esa historia. Vive en la 20 y Chambers desde cuando solo había agua y lodo. Hoy, 60 casas de hormigón se reflejan en el Salado. “No nos queremos ir -dice-. Somos los arquitectos de este barrio y podemos dar ideas”.

A manera de puente entre gobiernos y habitantes, el inglés Peter M. Ward habla de políticas de rehabilitación. Es decir, restaurar aquellas casas de barrios consolidados -de 30 años o más-, muy deterioradas por el uso intensivo de las familias y que pueden constituir un patrimonio para las urbes.

Todas estas propuestas apuntan a generar soluciones inclusivas -y ecológicas-, un reto global ante el rápido crecimiento urbano en el planeta.

Aunque la ciudad suele ser sinónimo de vivienda digna, servicios básicos y empleo, la premisa no siempre se cumple, como cita el estudio de la ONU. “El crecimiento urbano rápido y no planificado amenaza el desarrollo sostenible (…) Las zonas urbanas son más desiguales que las rurales y cientos de millones de pobres urbanos viven en condiciones subestándar”.

La ONU calcula que uno de cada cinco habitantes del mundo vive en una ciudad de tamaño medio (de entre 1 y 5 millones de habitantes).

Después de tomar la vía Perimetral, el bus de la U. de Guayaquil se interna en el paisaje de la Trinitaria: casas de caña y bloque, tricimotos y callejones de polvo. Es martes y estadounidenses, latinos y europeos tienen su primer contacto con Mélida Toral.

Alrededor del mapa dibujado en tierra, la arquitecta Patricia Sánchez explica que la Trinitaria surgió en los 80, con la apertura de la Perimetral. En 30 años pasó de 18 000 a 91 000 habitantes y de 165 a 285 hectáreas, como recopila su estudio Mercado de suelo informal y políticas de hábitat urbano en Guayaquil.

Antonio García camina por el terreno donde las casas fueron derribadas como castillos de naipes. “Nos quitaron la herencia de nuestros hijos para hacer tres canchas”, les cuenta.

Para rescatar la Reserva de Producción Faunística Manglares El Salado con la construcción de 41,2 km de parques lineales, se esbozó un plan de desalojos y reubicación, como explica Jorge Alvarado de Guayaquil Ecológico. 3 500 familias ya han sido reubicadas en planes habitacionales del Gobierno. Pero muchos no quieren dejar el Salado.

Hasta este viernes, extranjeros y locales de la Escuela de Verano elaboran diseños de vivienda que incluyan la realidad de los moradores del estero. “Con ese diseño podrán negociar con las autoridades”, dice Sánchez, investigadora de la U. de Guayaquil

La arquitecta Mónica Rivera, de KU Leuven, capturó la esencia del barrio con papel y tinta. Sus dibujos de rústicas fachadas son analizados en talleres grupales, donde nacen bocetos de alternativas. “Es posible integrar procesos naturales y urbanos, desde una infraestructura ecológica. Ese es el reto en Guayaquil, China, Vietman…”.

Para el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, la urbanización sostenible se debe construir sobre los pilares del desarrollo económico, social y protección del medioambiente. Esta y otras fórmulas se analizarán en la III Conferencia de la ONU sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat III), que será en Ecuador el próximo año.

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