Tamya Morán es cantante de jazz y multiinstrumentista. Toca guitarra, piano, charango, clarinete y acordeón. Foto: cortesía Tamya Morán
Tamya Morán rompe con las expectativas de quien, antes de escucharle, piensa que su canto será dulce y agudo, como el de los cantos andinos. Su voz es potente, propia de las cantantes de jazz o de las cantautoras de música protesta que le inspiran.
Ahora, a sus 27 años, está enfocada en promocionar el disco ‘Muskupay Muyu’ o Semillas de un sueño, pero su camino empezó mucho antes.
A los 7 años, en una clase de música, le preguntó al profesor si es que estudiar música era caro. Él le dijo que no y, sin saber, trazó un camino de esperanza para una niña de una familia de escasos recursos.
Esto le motivó a estudiar en el Instituto Tecnológico Luis Ulpiano de la Torre. Para la audición de ingreso eligió un tema de Víctor Heredia, pues creció escuchando música del autor. “Canté Sobreviviendo, con la flauta. Era lo único que podía tocar”, dice con una risa.
Aunque el colegio era fiscal, los recursos necesarios eran altos. Tamya nunca tuvo los instrumentos en casa, pero era muy creativa para buscar soluciones. “Usaba las suelas de las alpargatas para hacer teclas, así practicaba. A veces me quedaba hasta tarde en el colegio estudiando el piano y a veces llegaba antes”, relata.
Al graduarse, la realidad socioeconómica de su familia la obligó a trabajar. Bordaba blusas para vender, blusas que ahora ella viste con orgullo en sus conciertos.
Después de un par de años, reanudó sus estudios. Se graduó en Tecnología en Pedagogía Musical, en el mismo Instituto donde cursó el colegio. “Dar clases a los niños es muy bonito”, asegura.
Sin embargo, su búsqueda en la música aún no finalizaba. Quería aplicar para la carrera de Música en una universidad en la capital, pero la falta de dinero que necesitaría para las movilizaciones de Imbabura a Quito y para trámites le detenía.
Una posibilidad apareció cuando su pareja le dijo que la ONU había lanzado un concurso que buscaba una canción que hable de Derechos Humanos. “Leí para saber de qué se estaba hablando y salió la canción Dile no a los prejuicios. Es un tema pop”, narra.
Después de una época en la que no tenía trabajo estable o una actividad en la que pudiera invertir su tiempo plenamente, saber que había ganado el concurso le dio mucha alegría. Ganó USD 500 y con eso empezó a hacer la aplicación para la universidad.
Tamya tenía buenas bases musicales, pero en la universidad el reto llegó cuando decidió que quería graduarse como cantante de jazz. En primera instancia, nunca pensó ser cantante, pero por otro lado, los profesores cuestionaban esa elección, pues esperaban que estudiase géneros tradicionales.
Durante los cinco años de la carrera enfrentó racismo y también acoso sexual, asegura. Si bien contra los estereotipos nunca calló, frente al acoso se sintió vulnerable, al ser una estudiante becada.
En febrero del 2019 se graduó y desde entonces ha trabajado en dar a conocer su disco en diferentes ciudades del Ecuador, junto con un grupo que se conformó en la universidad.
En ‘Muskupay Muyu’ se fusionan los ritmos andinos con las melodías contemporáneas. Es un canto a la tierra, a la resistencia y a la esperanza.