Entender que no se trata de una situación de fácil aceptación puede servir de soporte. Foto: FREEPIK
Uno de los momentos más difíciles para una persona se da cuando muere un ser querido. Esta es una situación de difícil aceptación, pero con el tiempo y la ayuda de la familia y profesionales es posible superarla poco a poco. ¿Qué es recomendable hacer? ¿Cómo se puede actuar en estos casos? Estas son algunas de las inquietudes que Judith Morejón Salazar, máster en Terapia Familiar y Sistémica, ayuda a despejar, guiando a la persona para cuando tenga que atravesar este tipo de situación.
Para Morejón, la pérdida en el ser humano es una situación que genera una gran movilización interior de emociones.
“Mientras más cercano es el afecto, la movilización interior es mayor. Eso genera un impacto en todas las personas y situaciones que tienen relación con quien ha perdido al ser querido,” indica Morejón.
Es decir, no solo afecta a la persona que sufre el duelo sino también a su familia cercana, sus grupos de trabajo y estudio, entre otros.
Esta situación de ‘shock’ o impacto es aún mayor cuando la persona fallecida es alguien muy cercano como un padre, una madre, hermanos, hijos o esposo o esposa. “Son pérdidas que a la persona también la sumen en un gran vacío”, indica la experta.
La sensación de incertidumbre también es una emoción fuerte que se presenta. Hay un sentimiento de no saber qué pasará en el futuro.
Este cúmulo de emociones también es resultado de cómo sucedió el deceso. No es lo mismo una pérdida súbita que cuando ya se ha diagnosticado algún tipo de enfermedad y hubo acompañamiento.
Buscar ayuda profesional
Antes el espacio familiar jugaba un rol muy importante cuando se traba de la pérdida de un ser querido. Por lo general, el fallecido era velado en su misma casa o de familiares.
En este ambiente, la familia estaba siempre presente y brindaba su tiempo de congoja, generaba consuelo y hablaba sobre la situación.
Esto se convertía en una ayuda para hacer catarsis y permitía que la primera fase del duelo pueda superarse mejor.
Ahora no resulta tan fácil, según Morejón, pues con el ritmo acelerado de vida, la gente es velada en sitios especiales. Existen familiares que están lejos y se dificulta su presencia.
Esos factores son complicaciones que hacen que quienes sienten más profundamente la pérdida tengan que superar esta primera etapa de un modo más lento y complejo.
Es por ello que las personas buscan ayuda externa, con un profesional que pueda aportar con sus conocimientos para superar el momento, alguien que ayude a pasar el duelo con una guía a fin de que no queden secuelas permanentes.
Existen casos en los que no solo es la familia quien busca ayuda, sino que los amigos y compañeros de trabajo pueden también buscar ayuda.
La pérdida está presente permanentemente en nuestra colectividad, dice Morejón. “Es importante que podamos integrar de una manera adecuada esa pérdida y ayudar a las personas más afectadas a continuar con su vida, integrando todo lo que ese ser querido dio y aceptar esa nueva realidad.”
La experta insiste en que se trata de entender que las personas no mueren, solo cambia su forma terrenal, pero siempre están entre los seres queridos.
“Es como cuando dicen que la ‘Negra Sosa’ ha muerto. Pero no ha muerto. La seguimos escuchando, sintiendo que ese es su legado aunque cuesta aceptar su ausencia.”
Las etapas del duelo
Aún cuando la persona haya acompañado a su ser querido antes de su fallecimiento, el impacto siempre será muy fuerte. Elisabeth
Kübler-Ross describe estas etapas, a fin identificarlas y actuar según el caso.
1. Negación. No aceptar el hecho. Mentalmente la persona puede pensar que su ser querido pronto llegará, que es algo que no está sucediendo.
2. Ira. Resentimiento y búsqueda de culpables. Una sensación de injusticia por el fallecido. Uno busca desquitarse con los demás y con uno mismo.
3. Negociación. Se intenta negociar el dolor de la distancia. Hay cuestionamientos frecuentes sobre lo que se hubiera hecho para evitar esa muerte.
4. Depresión. Se comienza a comprender el momento, puede existir aislamiento, sentimiento de incertidumbre, vacío, cansancio y profundo dolor.
5. Aceptación. Se logra entender la pérdida. La persona llega a un acuerdo con la situación y su nueva realidad frente a la ausencia de su ser querido.