Autoridades y miembros del Servicio Geográfico Militar, durante su estadía en Chimborazo. 1929. Foto: Libro ‘Tiempos de diana, tiempos de modernidad’ de J. F. Donoso, L. Chiriboga, Quito
Los primeros conocimientos sobre cartas topográficas fueron impartidos en la Escuela de Oficiales Ingenieros y en la Escuela Militar, en 1922, por el mayor Giacomo Rocca, miembro de la Misión Militar Italiana. De allí que el Gobierno de ese entonces, tanto como el alto mando militar, consideraron la necesidad de emprender actividades relacionadas con el levantamiento cartográfico del territorio ecuatoriano.
Con el paso del tiempo la idea fue madurando, de modo que en junio de 1927 fue creada la Primera Comisión Técnica para la elaboración de la Carta Topográfica de la República. Esta comisión estuvo conformada por altos conocedores de Geografía, Geodesia y Astronomía: coronel Luis T. Paz y Miño, coronel Giacomo Rocca, mayor Sergio Játiva, profesor Luis Tufiño, ingeniero Gabriel Noroña, don Luciano Andrade Marín y los capitanes Ezequiel Rivadeneira, Carlos Granja y Samuel Jarrín.
Las dos primeras tareas cumplidas por esta comisión fueron la planificación de todas las operaciones y la capacitación -en temas de cálculo, topografía y cartografía básica- a un grupo de jóvenes,
entre bachilleres, normalistas y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, por un lapso de cinco meses.
La comisión técnica también cumplió con otras actividades durante los primeros meses del año 1928; esto es: reconocimiento de las triangulaciones realizadas por la Primera Misión Geodésica FrancoEspañola en las provincias de Carchi, Imbabura y Pichincha; preparación de todo el material técnico y logístico para los trabajos de campo; estudio de los trabajos realizados por la Segunda Misión Geodésica Francesa; instalación de una línea telegráfica directa Quito–Riobamba y la organización general del Servicio Geográfico Militar.
Este fue fundado oficialmente el 11 de abril de 1928 por el presidente Isidro Ayora, con la siguiente estructura, bajo la dirección del coronel Roca:
División Geodésica, liderada por el ingeniero geógrafo Luis Tufiño, cuatro oficiales subalternos del Ejército y siete topógrafos.
División Topográfica, al mando del sargento mayor Ezequiel Rivadeneira, un oficial de la Armada Nacional y seis topógrafos.
División Cartográfica, al mando del sargento mayor Francisco Latorre, cuatro cartógrafos y un fotógrafo. A todo este equipo de trabajo se integraron 42 hombres, entre portamiras y conductores.
El 3 de julio de 1928 se iniciaron los trabajos de campo en Riobamba, con un presupuesto de 60 000 sucres y con los nuevos equipos llegados desde Italia, otros pertenecientes a la Escuela Militar, otros al Observatorio Astronómico y la última adquisición del equipo fotogramétrico adquirido en la casa Wild de Suiza, por la suma de 100 000 sucres.
A pesar del rechazo de la población indígena, entonces belicosa y fetichista, su estancia en la ‘Sultana de los Andes’ fue exitosa. En los seis primeros meses en la capital provincial, elegida con base en los informes de la Segunda Misión Geodésica Francesa, lograron terminar cuatro planchetas topográficas, abarcando los sectores de Riobamba, Guano, San Andrés, Calpi, Cicalpa, San Luis, Chambo, Quimiag y Penipe, en una superficie de 700 kilómetros cuadrados.
Este grupo técnico–militar retornó a Quito en septiembre de 1930, a su nueva casa ubicada en la calle Ambato Nº 328, para continuar con el levantamiento del plano de Latacunga y luego el levantamiento del plano de Quito a una escala de 1:500, cumpliendo así con una vieja aspiración del Municipio capitalino, dado que este plano reemplazaría a varios planos elaborados por autores nacionales y extranjeros desde tiempos de la Colonia y que fueron modificándose de acuerdo con el crecimiento urbano y poblacional.
Para 1932, el trabajo de la División Geodésica se centró en los sectores de Quito, Cotocollao, Pomasqui, San Antonio de Pichincha, Calacalí, Puéllaro, Guaytacama, Puembo, Tumbaco, Guápulo, Ilaló y Conocoto. En esos lugares se realizaron las triangulaciones para el levantamiento topográfico de 12 planchetas, teniendo como base a Yaruquí y Riobamba.
La División Topográfica realizó un segundo plano de Quito a escala 1:1000, lo que permitió al H. Concejo Municipal iniciar los estudios de saneamiento, distribución de agua, nuevas construcciones, alineación y apertura de nuevas calles, urbanización de plazas y el registro de fábricas, iglesias y edificios públicos.
De igual manera, la División Cartográfica concluyó el levantamiento de medición directa de todos los edificios públicos y de todas las casas de Quito; así también, sus talleres de litografía y fotomecánica trabajaron los pedidos de los departamentos de Estado y de la Academia de Guerra del Ejército, lo que dio inicio a los trabajos de artes gráficas, de tal forma que se logró solucionar el tema del traslado de los oficiales al sitio de los juegos de guerra, pues ya disponían de las cartas topográficas para sus prácticas en los puestos de mando.
A pesar de que el presupuesto del Servicio Geográfico Militar tuvo su declive en 1932, a causa de la tristemente recordada Guerra de los Cuatro Días, los trabajos no se detuvieron. Es más, el levantamiento cartográfico se extendió hacia la frontera suroeste, cuya tarea se prolongó hasta 1938, e incluía varios croquis viales y topográficos a escala 1:200 000.
Para el año 1934, varias comisiones del Servicio Geográfico Militar fueron desplazadas a las fronteras norte y sur de la República. Según el informe del teniente coronel Ezequiel Rivadeneira, director de la entidad, fueron con la misión de realizar los levantamientos topográficos en respuesta al tema de la seguridad y defensa de esas fronteras.
La sección fotogramétrica, conformada en 1930, continuó con los trabajos de campo correspondientes a 14 planchetas de los siguientes sectores: Jerusalén, Guayllabamba, El Quinche, Pifo, Tablón, Tolontag, Añaro, Píntag, Alangasí, Sangolquí, Unamuncho, Tambillo, Guamaní y Chillogallo. Con el mismo entusiasmo, se realizaron actividades de reconocimiento fotogramétrico de los sectores de Alóag, Machachi, La Unión, El Chaupi, Santa Cruz y El Chasqui.
En 1942, luego de la suscripción del Protocolo de Río de Janeiro, esta Institución formó parte de la Comisión Mixta con el Perú para materializar los límites binacionales con la colocación de hitos de concreto. Pasada la crisis de la posguerra vino el segundo velasquismo, tiempo en el cual el Servicio Geográfico Militar retomó su espacio operativo, a tal punto que en 1947 el Presidente, obsesionado por construir, lo ascendió a Instituto Geográfico Militar, vinculándose así con diversas actividades de planificación y desarrollo de la nación.
*PhD en Historia, docente. Tomado del libro ‘Instituto Geográfico Militar: 90 años de historia’.