Dos problemas comunes del adulto mayor que trata el fonoaudiólogo

Imagen referencial. Los problemas para deglutir los alimentos pueden causar desnutrición, por lo que es necesario que se traten con un especialista. Foto: Pexeles

La pérdida auditiva que aparece progresivamente a medida que uno envejece (presbiacusia) es común. Tanto el envejecimiento como la exposición crónica a los ruidos fuertes contribuyen a esa condición, explica Sandra Guerrero Martínez, terapista de lenguaje y diseñadora de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad Casa Grande de Guayaquil.

Pero cuando esa pérdida impide a la persona participar de reuniones con la familia y disfrutar de los entornos, entonces está afectando su calidad de vida. Es lo que usualmente ocurre con los adultos mayores. “No es que el viejito gruñón no quiere hablar con nadie. Es que no oye”, refiere la experta, quien suele escuchar esas quejas de familiares de sus pacientes.

Otro de los trastornos más comunes en adultos mayores es la disfagia, la dificultad que se presenta al deglutir. “Es un problema a nivel de esófago, porque la epiglotis es como una tapita que cuando comes o bebes se cierra para que lo que estés tragando se vaya por el esófago y lo digieras. Si estás tomando aire, nada más, esa tapita se abre y ese aire pasa a través de la glotis y va a la tráquea. Es decir, al sistema respiratorio”, indica Guerrero Martínez.

A todos nos pasa que se va perdiendo tonicidad muscular, “entonces pierdes la capacidad de que la epiglotis tape o destape cuando debe y eventualmente vienen los atragantamientos o galillazos, sin llegar a una disfagia”, añade.

Pero en el adulto mayor la disfagia es la pérdida del reflejo de deglución, debido a una degeneración neurológica. En este caso “se aceleró patológicamente el envejecimiento del funcionamiento del sistema nervioso central y el cuerpo se olvida de ciertas funciones. Es muy común en adultos mayores o cuando están en un proceso de alzhéimer que les acelera el envejecimiento”.

El problema principal de la disfagia es que, al no poder deglutir, la persona de la tercera edad no se puede alimentar y se desnutre. De allí es que algunos casos llegan a la administración del alimento vía sonda nasogástrica.

“Cuando ya la disfagia está instalada es cuando la familia se deses­pera, porque el abuelito necio no quiere comer, porque dice que se atora. Es un tema de ignorancia. No es el abuelito necio, realmente se atora y puede asfixiarse”, refiere la especialista.

¿Pueden tratarse estas condiciones?

Guerrero Martínez subraya que, ante todo, es necesario que se instale una cultura en la sociedad ecuatoriana de que, así como existe el pediatra para los niños, para los adultos mayores está el geriatra, que es el médico clínico que trata a estas personas en su generalidad. Este detectará el problema y derivará al especialista.

En el caso de la pérdida auditiva, la recomendación es realizarse una audiometría con el fonoaudiólogo y medir el nivel de capacidad de audición. Cuando la pérdida está sobre el 35% es necesario colocarse un otoamplífono o audífono.

En el caso de la disfagia, también la trata el fonoaudiólogo. “Usualmente llega el paciente cuando ya está con la sonda nasogástrica”, dice la experta.

El tratamiento va encaminado a que el cuerpo recuerde una función neuromotora. Se le da a tomar cucharitas de líquido y masajes en la garganta. Luego se introducen alimentos tipo papilla y, poco a poco, semisólidos como pescado y pollo deshilachado. Con los ejercicios se logra recuperar en algo la capacidad deglutoria.

En casa deben entender que un adulto mayor va perdiendo facultades sensoriales y motoras. Hay que ayudarle a caminar a su ritmo, hablarle pausado y claro a fin de que entienda la conversación; pero, sobre todo, no minimizar los síntomas que diga estar experimentando.


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