Imagen referencial. La Universidad de Buenos Aires realizó un estudio para indagar sobre los conocimientos de las mujeres sobre su alimentación durante la lactancia. Foto: Wikicommons.
La llegada de un bebé a la familia altera todas las rutinas y, en el afán por cumplir con todo, muchas madres dejan su propio cuidado en un segundo plano.
Sin embargo, el estado nutricional de la mujer que amamanta es primordial, ya que repercute en la calidad de la leche (y en la nutrición del lactante en un período de desarrollo clave para toda la vida) e impacta en su propio estado de salud y los futuros embarazos que la progenitora pudiera tener.
Por eso, la Universidad de Buenos Aires, a través del Programa de Intervención Nutricional (ProINut), con la colaboración de Fundalam, desarrollaron un estudio para indagar sobre el conocimiento de las mujeres sobre la alimentación durante la lactancia y cómo es el manejo esa información.
El llamado Proyecto Lactarm aún en proceso, se basó en el concepto “cuanto más fuerte es una creencia, más herramientas se ponen en juego para lograr un objetivo” y se dividió en dos etapas. Hasta el momento, sólo se llevó a cabo la primera fase, cualitativa.
En ella, se concretó y cumplió con el objetivo de determinar la tendencia de las mujeres a modificar sus hábitos de alimentación y nutrición por la lactancia y si saben cómo hacerlo; qué valor le otorgan al ‘auto-cuidado’; sus percepciones sobre cómo la alimentación condiciona la producción de leche; y cuáles son las principales fuentes de información a las que recurren.
“La lactancia es un período clave no sólo en la salud presente y futura del bebé, sino también en la de la mamá. Por eso, que la madre tenga una alimentación saludable es fundamental para una lactancia exitosa. Como profesionales de la salud, tenemos que favorecer esta práctica y asegurarnos de que se realice de forma tal de obtener todos los beneficios que ella conlleva”, señaló Adriana Wiedemann, licenciada en Nutrición e investigadora del ProINut.
“Para eso –continuó la especialista– es muy importante conocer en profundidad los saberes, percepciones, valores, motivaciones y actitudes de las mamás sobre lactancia, alimentación y salud, y poder accionar en consecuencia. Con esta motivación, y dada la limitada información disponible, surgió la necesidad de hacer el Proyecto Lactar”.
Los resultados de la primera etapa del estudio, que consistió en entrevistas personales a mamás, fueron presentados en el XX Congreso Argentino de Nutrición, realizado en Mar del Plata. Reflejaron la predisposición de las mujeres a cambiar sus hábitos, reflejada en el abandono del tabaco, el incremento del ejercicio, la elección de frutas y verduras y la desestimación del café y las bebidas azucaradas.
Sin embargo, aún falta reforzar la noción de que durante el embarazo y la lactancia hay que redoblar esfuerzos para ganarle (o minimizar) al cansancio, así como la importancia de apelar a nutrientes esenciales como vitaminas, ácido fólico, yodo, zinc, cobre y calcio.
Otros hallazgos revelaron que las mujeres en período de lactancia suelen hacer un mayor uso del servicio a domicilio por la falta de tiempo para cocinar; que se sienten desorganizadas y que priorizan la alimentación de su pareja y otros hijos antes que la propia; que no utilizan suplementos con el fin de equilibrar la falta de nutrientes esenciales de sus dietas; que tienen más sed de la habitual y que ante la falta de contención por parte de los profesionales, prevalecen los consejos de familiares, amigas, puericultoras, doulas e incluso de sitios de Internet.
“Durante las entrevistas advertimos que si bien la lactancia es reconocida por sus beneficios y está asociada a la alimentación saludable, ante el estrés que genera la llegada y la demanda del nuevo integrante de la familia, en la práctica lo primero que se descuida es la alimentación materna”, aseguró Wiedemann,
“Los beneficios que actúan como motivadores a la hora de encarar la lactancia se suelen relacionar más con los aspectos psicológicos del bebé que con su salud física, y menos aún con la salud de la mamá”, agregó
En el estudio también se halló que, en líneas generales, las mujeres no sólo se preocupan por el efecto que puedan tener los alimentos que ingieren sobre la calidad y el gusto de la leche materna, sino que además están dispuestas a realizar cambios –y de hecho los llevan a cabo– en la alimentación e hidratación en pos de la lactancia.
En la actualidad, no existe un abordaje integral pensado para la adecuada nutrición de la mujer que amamanta, al margen de que a menudo la información con la que cuentan las mamás es escasa, errónea e insuficiente.
Esto representa un riesgo, ya que los primeros 1 000 días de vida (considerados desde la concepción hasta los 2 años) son fundamentales para asegurar el correcto desarrollo y crecimiento de los niños, y también para prevenir enfermedades futuras como la obesidad o enfermedades cardiovasculares.