Cualquiera que se dé un paseo por una ciudad estadounidense se sorprenderá al ver la cantidad de carteles que invitan a comprar derivados del cannabis, incluyendo THC delta-8, THC delta-10 y CBD (cannabidiol). Están por todas partes: en gasolineras, en tiendas de vapeo y, por supuesto, en Internet.
Ante su rápida proliferación, mucha gente se pregunta cuáles de estos compuestos son legales, si es seguro consumirlos y cuáles de sus supuestos beneficios medicinales resisten el escrutinio científico.
Somos inmunólogos que llevamos más de dos décadas estudiando los efectos de los cannabinoides de la marihuana sobre la inflamación y el cáncer. Vemos una gran promesa en estos productos en aplicaciones médicas. Pero también nos preocupa que todavía haya muchas incógnitas sobre su seguridad y sus propiedades psicoactivas.
Diferencias entre marihuana y cáñamo
Cannabis sativa, el tipo más común de planta de cannabis, tiene mas de 100 compuestos llamados cannabinoides.
Los cannabinoides más estudiados extraídos de la planta de cannabis incluyen el delta-9-tetrahidrocannabinol, o delta-9 THC, que es psicoactivo.
Un compuesto psicoactivo es aquel que afecta al funcionamiento del cerebro, alterando así el estado de ánimo, la conciencia, los pensamientos, los sentimientos o el comportamiento.
El THC delta-9 es el principal cannabinoide responsable del colocón asociado a la marihuana. El CBD, en cambio, no es psicoactivo.
La marihuana y el cáñamo son dos variedades de la planta de cannabis. En los Estados Unidos, las regulaciones federales estipulan que las plantas de cannabis que contienen más del 0,3% de THC delta-9 deben clasificarse como marihuana, mientras que las plantas que contienen menos deben clasificarse como cáñamo.
La marihuana que se cultiva hoy en día (8 de mayo de 2023) tiene altos niveles –del 10% al 30%– de THC delta-9, mientras que las plantas de cáñamo contienen entre un 5% y un 15% de CBD.
En la Unión Europea (UE), las variedades de cáñamo que se cultivan y utilizan para alimentación deben figurar en el Catálogo Común de Variedades de Especies de Plantas Agrícolas. Según el Reglamento (UE) No 1307/2013, el contenido máximo de THC en estas variedades esta limitado al 0,2%.
Cultivar cáñamo se hizo legal
En 2018, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó el uso de CBD extraído de la planta de cannabis para tratar la epilepsia.
Además de ser una fuente de CBD, las plantas de cáñamo se pueden utilizar comercialmente para desarrollar una variedad de otros productos como textiles, papel, medicamentos, alimentos, piensos, biocombustible, plástico biodegradable y material de construcción.
Reconociendo las amplias aplicaciones potenciales del cáñamo, cuando el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Mejora de la Agricultura, llamada ley agrícola, en 2018, eliminó el cáñamo de la categoría de sustancias controladas. Esto hizo que fuera legal cultivar cáñamo.
Cuando el CBD derivado del cáñamo saturó el mercado tras la aprobación de la ley agrícola, los fabricantes de CBD empezaron a aprovechar su destreza técnica para derivar otras formas de cannabinoides del CBD. Esto condujo a la aparición del delta-8 y delta-10 THC.
La diferencia química entre el THC delta-8, delta-9 y delta-10 es la posición de un doble enlace en la cadena de átomos de carbono que comparten estructuralmente.
Delta-8 tiene este doble enlace en el octavo átomo de carbono de la cadena, delta-9 en el noveno átomo de carbono y delta-10 en el décimo átomo de carbono. Estas pequeñas diferencias hacen que ejerzan diferentes niveles de efectos psicoactivos.
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic en este link para leer la versión original.
*Prakash Nagarkatti es profesor de Patología, Microbiología e Inmunología en la Universidad de Carolina del Sur.
*Mitzi Nagarkatti es profesora de Patología, Microbiología e Inmunología, Universidad de Carolina del Sur.
Otras noticias
Visita nuestros portales: