Las gorras, los sombreros o los pañuelos se convierten en escudos. Así llegan al consultorio de la dermatóloga Belén Andino los pacientes que luchan contra la alopecia o pérdida de cabello, que puede marcar parches que dejan expuesto el cuero cabelludo.
“Algunos lloran -cuenta la especialista-; otros incluso llevan los mechones que se les han caído en casa”. De cada 10 personas que acuden a su consulta en el hospital Luis Vernaza de Guayaquil, hasta cuatro buscan un tratamiento contra la caída del pelo.
Por eso hablar de alopecia va más allá del controversial incidente en la gala de premiación de los Oscar del domingo. La lucha de Jada Pinkett Smith, quien fue el blanco de una broma sobre su cabeza rapada, es la de miles de personas que no solo batallan contra esta condición sino también contra el estigma.
“Fue uno de los momentos de mi vida en los que, literalmente, estaba temblando de miedo”, dijo la actriz en 2018 cuando reveló por qué usaba turbantes. “Por eso me corté el pelo y seguí cortándolo”. En julio del año pasado decidió mostrar por primera vez su cabeza completamente rapada. Y así la mantiene.
Desde estrés hasta problemas autoinmunes, entre las causas
“Decir alopecia es como decir fiebre”, explica la dermatóloga Andino antes de hablar de las múltiples causas de esta condición que puede afectar por igual a hombres y mujeres, a niños o adultos.
Existen factores hormonales, por ejemplo, asociados al hipotiroidismo, a la menopausia y a la andropausia. En ocasiones se produce por un déficit nutricional -anemias por bajos niveles de hierro-, incluso el excesivo estrés está asociado al igual que una infección viral severa, como ocurrió con los casos de covid-19 que tuvieron entre sus secuelas la pérdida de cabello.
Pero una de las causas más comunes y difícil de determinar es una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmunológico ataca las células del folículo piloso. Esto es lo que sucede en la alopecia areata.
“El crecimiento del cabello tiene tres fases: cuando empieza a crecer, cuando permanece en el cuero cabelludo y cuando cae pero debajo viene creciendo otro. Cuando el folículo se inflama no es posible que crezca nuevamente”.
Hay tratamiento tópico, medicina oral y también de tipo biológico, aunque este último tiene costos elevados que bordean los USD 500 por cada dosis y pueden conllevar otras complicaciones por una disminución de las defensas. No existe una cura definitiva y en la mayoría de los casos hay que esperar meses para lograr resultados.
Buscar el origen de la mano de un especialista
La alopecia areata, que incluso puede causar la pérdida de vello en otras partes del cuerpo, afecta a 6,8 millones de personas en los Estados Unidos, según la Asociación Nacional de Alopecia Areata de ese país.
En Ecuador no hay datos generales, fuera de los reportados por hospitales y en centros especializados. Entre el 30 y 40% de las citas que registra el Centro Dermatológico Ollague es por algún tipo de alopecia.
Hay al menos seis tipos. La adrogénica o calvicie común es más frecuente en los hombres, suele aparecer a partir de los 50 años de edad y está relacionada con factores hormonales.
La alopecia areata es la segunda de mayor incidencia y aparece como parches en el cuero cabelludo, aunque puede extenderse por otras partes del cuerpo.
La fibrosante o frontal está asociada a la menopausia. La difusa puede ser reversible, mientras que la cicatrizal es permanente porque es causada por una herida o quemadura que destruye una zona de folículos. Finalmente, la universal es mucho más agresiva y también se origina por una enfermedad autoinmune.
Para el dermatólogo Kléber Ollague Murillo el primer paso es buscar las posibles causas a través de una historia clínica. Y eso implica análisis en sangre, pruebas para determinar el grado de desprendimiento, biopsias del cuero cabelludo, hasta microscopía.
“El cabello tiene su ciclo normal -explica Ollague-. Todos los seres humanos perdemos entre 30 y 100 al día, pero dependiendo del volumen de caída hacemos una valoración. Eso se llama tricología, un capítulo de la dermatología especializado en el pelo”.
Si la pérdida implica mechones o aparecen grandes parches, Ollague aconseja acudir a un especialista. A su consultorio han llegado pacientes después de visitar centros estéticos y luego de usar champús o placenta, sin resultados. Estos casos requieren medicación especializada, incluso se aplica terapia con láser.
El abordaje, además, debe ser integral. Ollague dice que algunos casos requieren un acompañamiento psicológico o psiquiátrico.
“Pedimos a los pacientes que busquen ese soporte si en medio del tratamiento vemos que su esfera emocional no presenta una mejoría.
Con el covid, que también causó pérdida de cabello, vimos que en muchos casos había ansiedad y depresión”.
Por eso es necesario tener un tratamiento completo, con un diagnóstico especializado y una terapia según cada condición. El apoyo también es esencial, en especial para combatir el estigma.