En Zuleta, Ibarra, en sus tiempos libres, Carlos Perugachi da lecciones de violín a chicos de varias comunas kichwas. Foto: José Mafla / EL COMERCIO
Tras medio siglo como músico aún le queda el compás. José Carlos Perugachi, oriundo de la comuna de Zuleta, el suroriente de Ibarra, es esa suerte de artista autodidacta.
Cuando tenía 12 años comenzó rasgando el violín, que compró con sus ahorros.
Con el oído atento a la radio Ecos de Cayambe imitaba los ritmos de sanjuanitos que escuchaba, mientras pastoreaba las ovejas.
Aún recuerda melodías como Carabuela.
No sabía que estaba labrando el camino para convertirse en uno de los músicos más populares de Imbabura.
Años después, se presentó en el teatro Petit Forum, en París, Francia, en 1982.
Perugachi, en esa ocasión, actuó junto a los coterráneos Alfonso Cachiguango y Azucena Perugachi.El conjunto, que sorprendía con los ritmos andinos, también lo conformaban siete músicos bolivianos, uno de ellos Guillermo Contreras y un peruano.
La primera temporada duró tres meses. En Francia, Perugachi se presentó en dos ocasiones más. También paseó su arte en Bolivia, Colombia y Venezuela.
Pero, este no ha sido su único logro. Fue uno de los fundadores del reconocido conjunto Ñanda Maniachi (Préstame el camino, en español).
“La idea de crear esta agrupación fue reunir a los mejores intérpretes de estas comunidades kichwas de Imbabura”.
Así describe Chopin Termes, etnomusicológo francés, a la agrupación original que rápidamente conquistó a los ecuatorianos con sus letras alegres como Sanjuan en Quinchuquí, Lucita, entre otros.
Carlos Perugachi, que en el escenario prefiere vestir poncho rojo y pantalón blanco, es el autor de 19 temas.
Le canta a la vida en el campo, al amor, a la naturaleza… Juan Carlos Lema, director provincial del Ministerio de Cultura, considera que esas melodías resaltan la identidad kichwa.
Por ello, Perugachi, junto con 11 imbabureños más, fue homenajeado por esa Secretaría, por el aporte al fortalecimiento de los conocimientos y saberes ancestrales.
El músico karanki alterna su pasión por la música con la agricultura y la albañilería.
Con su violín continúa alegrando ceremonias indígenas.
Tiene 11 hijos. Varios son músicos. Uno de ellos es Azucena, con quien actuó en Francia.
En contexto
Este músico kichwa, de 67 años de edad, alegra fiestas comunitarias y ceremonias indígenas. Entre su trayectoria artística se ha presentado en Francia, Bolivia, Colombia y Venezuela. Fue homenajeado por su aporte a los saberes ancestrales de su pueblo.