Las personas con cabello rojo exhiben una sensibilidad alterada a ciertos tipos de dolor. Esta es una de las conclusiones de un nuevo estudio liderado por investigadores del Hospital General de Massachusetts, en Estados Unidos.
Para este estudio, los investigadores usaron una cepa de ratones pelirrojos que contiene una variante que carece de función del receptor de melanocortina 1, un receptor que se encuentra en la superficie celular, y descubrieron que estos exhiben umbrales de dolor más altos.
David E. Fisher, líder del estudio, ha señalado que este descubrimiento será valioso para el personal médico cuando atienda a pacientes cuya sensibilidad al dolor pueda variar.
“Los resultados sugieren nuevas formas de manipular los procesos naturales del cuerpo que controlan la percepción del dolor, por ejemplo, mediante el diseño de nuevos medicamentos que inhiben los receptores de melanocortina 4 involucrados en la detección del dolor”, explicó.
Asimismo, Lajos V. Kemény, coautor principal de este trabajo, señaló que la investigación, que aún está en curso, tiene entre sus objetivos dilucidar cómo las señales adicionales derivadas de la piel regular el dolor. “Comprender estas vías en profundidad puede conducir a la identificación de nuevas estrategias moduladoras del dolor”.
Investigaciones previas ya habían demostrado que la incapacidad de las personas pelirrojas para broncearse u oscurecer el pigmento de su piel también se relaciona al inactivo de variantes de este receptor.