Un video filmado por Rich Horner muestra la suciedad en Manta Point, un lugar cercano a Bali y conocido por sus atracciones para el buceo. Foto: Captura video Rich Horner
Diversas iniciativas en el mundo demuestran que es posible vivir sin plásticos. Aunque este material empezó a ser utilizado de forma masiva desde 1950, se ha convertido en un elemento que está presente en todos los hogares.
Se estima que las bolsas plásticas se usan por un máximo de 15 minutos, mientras que su degradación puede tomar más de 200 años. Lo mismo ocurre con cubiertos, sorbetes, platos y vasos de este material que, después de su uso, terminan en el océano. Los animales los confunden con alimento y mueren al ingerirlos.
Según la Organización de las Naciones Unidas, en la última década se ha producido más plástico que en todo el siglo pasado. Cada año el mundo usa 500 mil millones de bolsas y se compran un millón de botellas plásticas por minuto.
Para desincentivar la utilización de estos materiales, el lema del Día Mundial del Ambiente (5 de junio) es: “Un planeta sin contaminación por plásticos”. Una de las mayores iniciativas es la de la Comisión Europea (CE), que propone la prohibición de 10 productos de un solo uso que son encontrados en las playas y mares del continente. Según la CE, estos representan el 70% de todos los residuos marinos.
En Ecuador también se ha emprendido una lucha contra este material. En el país, según el INEC, el 10,7% de residuos sólidos recolectados en el 2016 fue de plástico. La mayor parte se generó en la región Amazónica, seguida de la Costa, la Sierra y la región Insular.
En mayo de este año se prohibió la comercialización y producción de sorbetes en las islas Galápagos. Desde este mes regirá para bolsas tipo camiseta y hasta agosto se busca también la prohibición de botellas no retornables y recipientes de espumaflex.
Loja se ha enfocado en el uso de bolsas plásticas. Según su Alcaldía, al año cada persona desecha 200 fundas plásticas y 200 toneladas de este material ingresan al Centro Integral de Manejo de Residuos Sólidos.
La Ordenanza que regula la implementación de prácticas amigables para reducir el índice de la huella ecológica en el cantón lojano entró en vigencia en agosto del 2017. Desde octubre, empezaron los operativos en mercados, centros comerciales y otros espacios.
En caso de encontrar fundas plásticas, se notifica a los propietarios y se retira el material. Si hay reincidencia se aplican sanciones que van desde el 50% hasta un salario básico unificado. Para la emisión de permisos de funcionamiento se verifica que los comercios tengan en su inventario fundas oxobiodegradables y vendan los bolsos alternativos.
Las iniciativas también han surgido desde el ámbito privado. María Eugenia Moreno, gerenta de Proyectos de Ecuambiente, explica que desde el 2014 empezaron a producir tableros plásticos. Estos pueden ser cortados y trabajados como madera para pisos, paredes, mesones o mobiliario para exteriores. Según Moreno, el año pasado procesaron 65 toneladas de plástico en su planta ubicada en el Coca. Esto evita que el material termine en los océanos y que se continúen talando árboles.
Andrea Garzón lleva a cabo otro proyecto para evitar el uso de vajillas plásticas en los patios de comida. Con su iniciativa Huella Verde, Garzón ha logrado que, desde septiembre del 2017, ocho restaurantes en el Paseo San Francisco usen los platos y cubiertos reutilizables que ella les provee cada día. Garzón y su equipo se encargan de lavar la vajilla y cobran dependiendo de la cantidad de platos que entregan. Ahora se enfoca en que más centros comerciales se sumen a la iniciativa.