Jóvenes de 15 a 29 años prefieren vivir en unión libre

Pareja de enamorados en el Malecón Etsénico de Tachina, Esmeraldas. Foto: Bolívar Vásquez / EL COMERCIO

Pareja de enamorados en el Malecón Etsénico de Tachina, Esmeraldas. Foto: Bolívar Vásquez / EL COMERCIO

Gladys ha sido testigo de tantos matrimonios en la iglesia San Francisco que ya perdió la cuenta. Novias nerviosas, ataviadas de 'velo y corona', con largos vestidos de blanco; y novios ansiosos por dar el sí han pasado fugazmente a su lado.

Solo los ha visto de lejos, aunque ahora los uniones por el eclesiástico son menos y la tendencia entre los jóvenes ecuatorianos para formar hogares ha cambiado. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) señala que el 22,14% de la población de 15 a 29 años vive en unión libre. Quienes dieron el sí ante un juez o un líder religioso apenas representan el 15,9%. Y la mayoría (el 58,27%) es soltero.

Luz y Enrique se conocieron hace seis años, cuando tenían 20 y 25 años de edad. En casa de Luz, la unión libre es casi una herencia. Para la familia de Enrique, más tradicionalista y religiosa, el matrimonio, ante Dios y las leyes, "es sagrado".

Pero con el tiempo se acostumbraron a una relación sin anillos de compromiso ni un ritual ante un sacerdote.

El viernes, la pareja dio un paseo por el Malecón 2 000, en el centro de Guayaquil. Fue tal como cuando eran enamorados; claro, no hubo tiempo para caricias ni abrazos, porque debían seguir atentos a sus hijos de 4 y 2 años.

El Código Civil ampara este tipo de unión. Y la define como una relación "estable y monogámica, de más de dos años entre un hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial, con el fin de vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente, lo que da origen a una sociedad de bienes". Yamilét cedió a los halagos de Ricardo y a los 15 años se apartó de sus padres para vivir con él. Los 10 años de diferencia entre ambos no fueron una barrera para ellos, aunque sí para quienes los rodean.

En Guayaquil, la unión libre enamora al 36% de su población adulta. Así lo refleja un estudio de la firma Location World, publicado en noviembre del 2013. A diferencia de Quito donde, por ejemplo, el 78% de adultos (de 30 a 64 años) está casado.

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Para el sociólogo Carlos Tutivén, el hecho de que cada vez más parejas se alejen del Registro Civil y de las iglesias es consecuencia de una "hipersecularización". "La sociedad está viviendo una acelerada disolución de valores y tradiciones. Los pactos sociales como el matrimonio, que antes mantenían a la sociedad articulada en base a normas, hoy son reemplazadas por otros".

Otra muestra de que el matrimonio está perdiendo parejas es su corta durabilidad. En el ranking por provincias del INEC, los matrimonios duran, en promedio, 17 años en Bolívar, Morona Santiago; 16 en Carchi, Esmeraldas, Manabí; y hasta 15 en El Oro. Allí no aparecen Guayas ni Pichincha.

"Ahora prima un individualismo hedónico -explica Tutivén-, en especial en la parejas de clase media. El matrimonio, concebido como estar juntos hasta la muerte, queda muy relativizado a favor de un proyecto de vida personal".

Mariana vive una relación de más de 30 años con Jacinto. Ya no recuerda el noviazgo fugaz, su primera luna de miel, las separaciones, las reconciliaciones… Después de todos esos vaivenes, el martes 7 de enero firmó un acta de matrimonio para formalizar su unión.

"Viví bastante en unión libre -cuenta la novia de 47 años y madre de una hija de 27-. Y me quise casar, porque al estar casados Dios bendice el hogar".

Ese día Mariana lució un vestido blanco, impecable, tan ceñido que realzaba su vientre abultado. Sonriente, posó para la foto junto a un pastel de boda artificial, colocado en una mesa ataviada, en un rincón de la matriz del Registro Civil de Guayaquil.

El divorcio deja heridas

Se ha perdido cuatro años de la vida de su hija. Solo conserva recuerdos de su infancia en fotos y algún juguete. La ruptura de su familia lo obligó a vivir una paternidad a distancia.

Esa fue la peor etapa del divorcio de Andrés, de 40 años. La depresión y la soledad marcaron esta dura experiencia. "Todo lo que pasó fue una locura... ella tenía un amante y me hizo creer que la niña no era mi hija… Talvez fui muy sumiso. Ella era muy enérgica, autoritaria, y se fue afectando la relación. Fuera de todo, los hombres también sufrimos".

Historias como la de Andrés resuenan en los consultorios del Centro de Psicoterapia Bienestar, en el norte de Guayaquil. El psicólogo Ernesto Secaira ha sido el mediador de múltiples casos de separación; aunque no todos tienen un final feliz. "El problema es la falta de madurez de las parejas, en muchos casos por falta de comunicación, agresividad, infidelidad…".

Mientras que la edad promedio del matrimonio es de 20 a 29 años, los divorcios se disparan al cabo de unos seis años después, entre los 30 y 34 años de edad. Un estudio de INEC revela que en una década (del 2000 al 2010) los divorcios aumentaron en 68,87%. Las cifras pasaron de 10 796 divorcios en el 2000 a 18 231 en el 2011 y es justo enero el mes con más casos. En tanto que los matrimonios descendieron levemente: de 74 875 a 74 800.

Para Secaira, estas estadísticas son el resultado de una sociedad cambiante, que ha dejado de ver el divorcio como un tabú. "Antes el divorciado era mal visto, señalado, lo hacían a un lado, como si hubiese cometido el peor de los errores o pecados. Ahora no es así, porque si una relación no funciona, y han puesto todo de su parte para salvarla, sin resultados, es mejor terminarla".

El psicólogo aconseja poner un termómetro a una relación problemática, con tres pasos. Uno: aceptar que existe un problema. Dos: buscar la mejor solución. Tres: enfrentar la situación juntos. "Si han luchado hasta donde han podido y no hay solución es mejor que cada uno siga su camino para no seguir lastimándose".

Andrés no pierde la esperanza. Aunque su esposa de 38 años lo acusó de supuesto abuso sexual a su hija para separarlos, él quiere seguir luchando por su familia. "Me he acercado a Dios; ahora sé que Él faltaba en esta relación. He pasado cuatro años en un juicio, pero al final se comprobó mi inocencia. Aunque sea difícil de creer, yo perdoné a mi esposa y oro para poder estar junto a mi hija otra vez".

Tome en cuenta Los requisitos para  determinar las uniones de hecho son: vivir por lo menos dos años juntos en Ecuador y ­para legalizar se requiere ­original y copia de la ­cédula y del certificado de votación.

Para los extranjeros  se necesita el original y copia del pasaporte y ­visa.

En contexto

Según las últimas investigaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en el país los divorcios aumentaron. El artículo 222 del Código Civil dice que la unión estable y monogámica generará los mismos derechos y obligaciones que tiene la familia..

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