Introducción:
Jenny Martínez tiene un don: facilitarle la vida a los demás. Con una capacidad inagotable de organización y paciencia atiende los requerimientos de decenas de personas en la Redacción de Diario EL COMERCIO, aunque sus funciones están enfocadas a la Mesa Central de Edición.
Sus formas suaves hacen de ella el prototipo de una asistente de gerencia; por eso, cuando me cuenta que es estricta con sus hijos (Leonardo Josué y Mateo Sebastián), me cuesta imaginármela en el papel de madre severa. Con Jenny hemos compartido innumerables jornadas laborales; está siempre presta a ayudar, con una sonrisa y la buena voluntad por delante.
Testimonio:
Me faltan unos años para graduarme (de la universidad), y todavía no sé qué oportunidades de crecimiento tendré aquí o en otro lado; en todo caso, lo que estoy aprendiendo lo estoy poniendo en práctica. Manejo el talento humano de la Redacción y eso me ha ayudado mucho para ver cómo es en la realidad lo que estudio.
Mi primer trabajo fue cuando, apenas graduada del colegio, entré a trabajar en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército como secretaria del Comandante General. De ahí fui a la Politécnica del Ejército, donde era asistente de la Dirección General de Asuntos Estudiantiles; luego a una inmobiliaria y después vine acá. Estuve unos cinco años aquí como asistente de Redacción y me fui por un tiempo después de que me casé y mi primer niño (Leonardo Josué, ahora de 14) tenía unos 2 años.
Dejé de trabajar cuatro años y en ese lapso tuve a mi segundo hijo (Mateo Sebastián, hoy de 8 años). Pero quise volver a trabajar porque decidí que debía darme tiempo para mí también.
Si bien es cierto que mi esposo y mis hijos son lo más importante de mi vida y mis niños me necesitan, yo también quiero hacer algo para mí, no solamente estar en la casa. Conversé con mi esposo y me apoyó. Volví al Diario en el 2008.
Ahora estoy en octavo semestre de Asistencia Gerencial y Relaciones Públicas en la UTPL (Universidad Técnica Particular de Loja). Empecé la carrera hace 4 años y me demoro mucho porque no tomo todas las materias que debería en cada semestre. Tomo normalmente 3 o 4 porque tengo obligaciones en la casa y en el trabajo y por eso no puedo coger las 6 materias, como los demás.
Yo creo que sí me arrepiento de no haber seguido estudiando (estudió un año de Marketing en la UTE). Me descuidé. Si hubiera estudiado talvez hubiera estado en otra posición. Pero como dice mi esposo, nunca es tarde y ahora lo estoy haciendo y estoy segura de que lo voy a lograr. Voy a tener mi título.
Mis hijos me ayudan con la universidad. En nuestra casa, todos tenemos tareas y una de las de mi primer hijo es ayudarme cuando tengo que hacer algún trabajo para la U, porque él sabe más de tecnología que yo y me ayuda mucho en las presentaciones de mis trabajos.
Además de mi carrera, me ilusiona mucho que mi hijo se gradúe y ayudarle yo en sus proyectos; él quiere ser traumatólogo y mi plan es ayudarle económica y moralmente. Y en este momento lo único que me preocupa son las malas influencias que pueden tener los chicos de hoy. A pesar de los valores que les he impartido en la casa, siempre tengo temor de que algo los lleve por el mal camino. Yo confío en ellos, pero uno nunca sabe.