Durante una clase, en el Colegio San Gabriel, una de las extensiones de Irfeyal. Foto: Paúl Rivas/EL COMERCIO
Son las 11:00 de un sábado y, en lugar de disfrutar de un paseo familiar, Luis Ayala, de 50 años, está sentado en uno de los pupitres que el Colegio San Gabriel prestó a los estudiantes del Instituto Radiofónico Fe y Alegría (Irfeyal). Para llegar a sus clases se levantó a las 06:00 y a las 18:00 recién tenía previsto despedirse de sus compañeros para volver a casa.
Ayala cumple con esa rutina todos los sábados, desde hace seis años, cuando decidió iniciar la secundaria y graduarse de bachiller. Este padre de familia dejó pasar 39 años antes de volver a las aulas y demostrarse que también puede aprender.
Ese deseo y una mala broma que le gastaron sus amigos lo condujeron a Irfeyal. “Dijeron que solo ellos eran preparados y eso me impactó”. Ahora, espera que llegue junio para recibir su diploma.
Irfeyal es una organización sin fines de lucro, que se creó para formar a personas mayores de 15 años de un estrato popular que, por algunas razones, abandonaron los estudios.
En Ecuador, Irfeyal trabaja desde 1974 con la guía del jesuita Pedro Niño Calzada. Este sacerdote español, de cerca de 1,80 metros de estatura y algo robusto, es respetado y querido por los estudiantes por mantener vigente a la organización. “No ha sido fácil”, contó el padre jesuita, ahora con 85 años y con problemas para movilizarse tras una caída.
Añade, sin embargo, que el interés de los alumnos lo ha motivado a seguir con la obra de su amigo José María Vélez S.J. (+), que antes de instaurarla en Ecuador la concretó en Venezuela.
Actualmente, Irfeyal tiene 74 extensiones educativas en el país y tres en Italia. Una de ellas funciona en el Colegio San Gabriel, en Quito. Allí, los alumnos, dependiendo del nivel, reciben clases de matemáticas, inglés, lengua, computación… Las materias las imparten 859 maestros voluntarios, bajo un sistema semipresencial.
De acuerdo con el informe del año lectivo 2014 – 2015,
14 064 alumnos se matricularon en Irfeyal y se calcula que otros 6 000 asistieron a los cursos de aula abierta.
Para María Teresa de Carmen Troya, de 54 años, esos números evidencian la importancia de Irfeyal en el país. Ella, por ejemplo, cursa el segundo año de Bachillerato en Informática. Seleccionó esa opción porque le gustan las computadoras; pero confiesa que retomó los estudios con la meta de convertirse en chef. “Cuando fui a inscribirme, me dijeron que necesitaba el título de bachiller y aquí estoy”.
Al igual que Ayala, ella acudió a las oficinas de Irfeyal y solicitó información. Allí le dijeron que para estudiar no requería de una edad específica. Entonces se matriculó.
Según el padre Niño y Marcela Coello, secretaria, Irfeyal tiene alumnos que superan los 65 años y cerca de 30 personas entre los 18 y 35 años que cursan segundo de Básica.