La adolescencia es sinónimo de cambios, de muchos cambios. La película ‘Intensamente 2‘ parte de esa idea.
La pequeña Riley ha crecido y experimentará otras emociones. Ansiedad, Vergüenza, Envidia y Aburrimiento son los nuevos cuatro sentimientos. La película de Pixar se estrena el 13 de junio de 2024 en los cines de Ecuador.
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¿Cómo lidiará Riley con ellas? En la primera película de ‘Intensamente‘ (2015), Riley pudo canalizar sus emociones cuando habló de ellas con sus padres.
La expresión emocional es clave para el apoyo a Riley
Dice Jimmy Matamoros, psicólogo infantil y psicorrehabilitador, que la tristeza en la primera película es clave porque evidencia la necesidad de expresar este sentimiento para recibir apoyo. Las cosas salen mal en la vida de la niña cuando intenta reprimir esa emoción.
En la infancia, como se ve en la cinta, las emociones son de alta intensidad, pero de corta duración, explica. Se ve que Miedo y Desagrado también cumplen funciones esenciales en el cerebro de Riley que tiene 11 años.
El primero envía alertas frente a los peligros, y el segundo ayuda a evitar riesgos, lo cual se ilustra en la secuencia donde se ve el rechazo de Riley al brócoli. Así como en la cinta, en la vida real, ambas emociones suelen ser reprimidas en lugar de ser gestionadas.
La gestión emocional en la adolescencia de Riley
Aunque faltan emociones como el asco y la sorpresa, la película muestra claramente la función de cada una y cómo se las puede reconocer y canalizar adecuadamente. Según Matamoros, “no se nos enseña a gestionar las emociones desde niños, sino que se nos reprimen”.
El resultado del mal manejo son los conflictos internos, tal como le ocurre a Riley cuando no sabe expresar su enojo y decide irse de casa. Desde pequeños se aprende que estar triste es malo, estar enojado es un problema y que solo estar feliz está bien.
La depresión, por ejemplo, a menudo se disfraza con una sonrisa porque no se ve bien expresar lo que realmente se siente, y no se sabe cómo hacerlo, acota el especialista. En la adolescencia, que es la etapa que se presenta en ‘Intensamente 2’, las situaciones sociales se vuelven más relevantes y las emociones derivadas se acentúan.
Las emociones primarias como la alegría, tristeza, miedo y enojo son la base de otras emociones derivadas. La vergüenza, por ejemplo, es una mezcla de miedo y culpa y en la nueva película está representada por un personaje rosado y grande que quiere desaparecer, se sonroja, evita el contacto visual y baja la cabeza con frecuencia.
Riley en la adolescencia: Nuevos desafíos y descubrimientos
Riley en ‘Intensamente 2‘ tiene 13 años, usa brackets para corregir sus dientes y sigue amando el hockey, mientras que empieza a sentirse atraída por cómo lucen otras adolescentes y quiere ser como ellas. Frente a eso, en lugar de solo alegrarse y compartirlo, activa a Ansiedad y, tras una desacertada línea de diálogo, pone en marcha también a Vergüenza.
Lo que demuestra una vez más que sus emociones entrarán en conflicto. En la Riley adolescente que se ve en el tráiler, la envidia y el aburrimiento también se manifiestan más claramente.
Rosa Navas Espinosa es docente y terapeuta cognitivo conductual. Para ella, a esa edad, los cambios hormonales, físicos, emocionales, cognitivos y conductuales pueden hiperactivar o hipoactivar las emociones secundarias.
Esto genera cambios emocionales que se manifiestan de manera más exagerada. Las emociones secundarias se visualizan con mayor intensidad. Es una edad en la que muchas personas buscan agruparse y construir un sentido de pertenencia, lo que también influye en su comportamiento.
En la cinta Riley quiere hacer nuevos amigos, lo que le entusiasma, pero a la vez le entristece, frente a una eventual separación de los antiguos. En la película, se enfatiza que la adolescencia es una etapa formativa, de crisis, replanteamientos paradigmáticos, y de entender conceptos entre ser adulto y niño.
Desafíos afectivos en la adolescencia
En la vida real, explica Navas, los grandes problemas afectivos ocurren entre los 10 y los 19 años. Por ejemplo, según la OMS (2018), el 3,6% de los adolescentes de 10 a 14 años padecen de ansiedad, y el 4,6% de los trastornos de ansiedad se presentan entre los 15 y los 19 años.
Asimismo, los trastornos de depresión, atención, alimentación y suicidio son más agudos y recurrentes entre los 15 y los 19 años. ¿Cómo deben los padres enseñarles a gestionar las emociones a sus hijos?
Es fundamental enseñar sobre las emociones desde la infancia, ya que “somos sujetos sociales y desarrollamos emociones secundarias desde temprana edad”, afirma Navas. Las emociones deben identificarse de manera física, psicológica y conductual.
En la niñez, el control emocional puede entrenarse mediante cuentos y películas. Para manejar las emociones sin entrar en conflicto, acota Matamoros, primero se requiere autoconocimiento.
Hay que “reconocer qué nos hace felices, tristes, enojados, etc., identificar y jerarquizar las emociones nos ayuda a resolverlas una por una. Este proceso debe ser guiado por padres que también tengan un buen manejo emocional”
Juegos como “¿Tú qué harías?” pueden ayudar a los niños a practicar la gestión emocional, presentándoles situaciones de la vida real y orientándolos para dar respuestas adecuadas, agrega.