En el centro de Sicilia, rica en sitios arqueológicos de las épocas griega y romana, miembros locales de los grupos del crimen organizado excavaron de forma ilegal y obtuvieron los objetos. Foto: Twitter Europol @Europol
Alrededor de 25 000 piezas arqueológicas valoradas en 40 millones de euros (USD 46 millones) fueron incautadas y veintitrés personas han quedado detenidas. La operación contra el tráfico de bienes culturales se desarrolló este miércoles, 4 de julio del 2018, en España, Italia, Alemania y el Reino Unido.
Según explicó la Oficina Europea de Policía (Europol) en un comunicado, la actuación policial tuvo lugar a las 4:00 horas (2:00 GMT), cuando más de 250 agentes realizaron registros simultáneos en cuarenta viviendas de Barcelona, Londres, Ehningen (Alemania) y las regiones italianas de Sicilia, Calabria, Piamonte y Apulia.
En el distrito de Caltanissetta, en el centro de Sicilia, rica en sitios arqueológicos de las épocas griega y romana, miembros locales de los grupos del crimen organizado excavaron de forma ilegal y obtuvieron objetos. Después, se trasladaron fuera de Italia, con indicaciones falsas sobre su procedencia y vendidos en casas de subastas alemanas.
De acuerdo con Europol, facilitadores “clave” actuaron también desde Barcelona y Londres, encargados de coordinar la cadena de suministro y proporcionar apoyo técnico.
Así, la investigación, iniciada hace cuatro años por la unidad especializada en tráfico de bienes culturales de la seguridad italiana y apoyada por la Guardia Civil, la Policía Metropolitana Británica y la Oficina de Investigación Criminal (LKA) de Baden-Wurttemberg reveló “la muy buena organización” del colectivo encargado de la trama criminal, explicó Europol en un comunicado.
Antes de este miércoles, los carabinieri (organismo de seguridad del Estado italiano) incautaron cerca de 3 000 piezas arqueológicas y 1 200 falsificaciones valoradas igualmente en 40 millones de euros.
También se confiscaron en torno a 1 500 herramientas, como detectores de metal, que emplearon los excavadores.
El caso, considerado uno de los mayores en el área del tráfico de arte en la historia italiana, contó con el apoyo de la Oficina Europea de Policía, encargada de acoger y financiar encuentros operativos.