El papagayo de Guayaquil (izq.) tiene un refugio en el Parque Histórico de Samborondón. Foto: Joffre Flores / EL COMERCIO
Cuasimodo es tan parecido al personaje del cuento y no solo por su nombre. Cuando era un pichón cayó de su nido; su columna y su pata derecha se afectaron y desde entonces se impulsa con el pico para trepar.
Este espécimen de papagayo de Guayaquil tiene 13 años. Por su problema físico no pudo volver a su hábitat y se acostumbró a los cuidados y mimos de Edith Lecaro, cuidador del Parque Histórico Guayaquil, en Samborondón (Guayas).
Aquí comparte espacio con Tomás, otro de la especie Ara ambinguus guayaquilensis, que está por cumplir 7 años y espera conseguir una pareja.
Ambos son un símbolo de conservación, pues según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza el ave está en peligro crítico. Pero el guacamayo verde mayor no es la única especie de papagayo vulnerable. A más de Cuasimodo y Tomás, en el Parque Histórico revolotean papagayos azul-amarillo (Ara ararauna), escalatas (Ara macao), aliverdes…
La bióloga Rafaela Orrantia, gerenta de responsabilidad social y ambiental de la La Empresa Pública de Parques, explica que en el país existen alrededor de ocho clases de papagayos (seis son del género Ara).
Todos son parte del grupo de los psitácidos (loros, guacamayos, papagayos) que en el país son unas 45 especies. “La mayoría de variedades está amenazada, por la pérdida de su hábitat”.
También, son vulnerables al tráfico de especies, como explica el biólogo David Almeida, técnico de Biodiversidad del Ministerio del Ambiente. En 2013, el 15% de animales rescatados fue de esta clasificación, el segundo porcentaje más alto después de los primates (25%).
Por eso, señala Almeida, se busca dar impulso a las estrategias de conservación. Si bien los tipos de papagayos de la Amazonía están amenazados, existe una buena distribución en otras zonas de América.
El de Guayaquil afronta una realidad diferente. Su población ha disminuido drásticamente desde 1926. En ese año, el Museo Americano de Historia Natural organizó una expedición en la Cordillera Chongón-Colonche y reportó a la especie como común. En 2002, el Libro Rojo de las Aves del Ecuador apenas registró entre 60 y 90 individuos en el país (unas 30 parejas).
Con esas cifras, en 2005 se creó la Estrategia Nacional de Conservación In Situ de esta especie y además fue declarada ave símbolo de Guayaquil. Y a la par tomaron impulso planes de reproducción en cautiverio. Parte del trabajo está a cargo de la Fundación Ecológica Rescate Jambelí, que empezó en 1997. El biólogo Julio Baquerizo integra el equipo que hasta 2007 trabajó con 18 papagayos.
Pero parte de la estrategia de conservación establece la necesidad de un estudio biofísico de las áreas donde potencialmente podría encontrarse en estado natural. El biólogo Fabián Viteri, técnico de Biodiversidad del Consejo Provincial del Guayas, explica que esa entidad desarrolla un plan de modelamiento del nicho ecológico del papagayo.
Con la ayuda de un software, se ingresan variables como clima, tipo de bosque, temperatura y otros factores favorables a la especie; se obtienen mapas donde probablemente habitan más guacamayos. “Los estudios por lo general apuntan a las zonas de Guayaquil, Santa Elena, Chongón. Pero por Pedro Carbo e Isidro Ayora (norte del Guayas) no hay mucha investigación. En ese punto encontramos un nido de papagayo”, indicó Viteri.
Además de la deforestación de su hábitat -el bosque seco tropical de la Costa-, el cambio climático es otro factor que podría afectar a las poblaciones del guacamayo verde mayor.