Pamela Cuesta, Gabriela Ojeda y Daniela Vásquez, de CN Modelos, en una clase de baile de Michelle Troya en G-Netic Gym. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO
Las excusas para no hacer ejercicio cada vez son menos. Ahora, quienes piensan que no es divertido ejercitarse, pueden ir ‘de fiesta’ a los gimnasios. En algunos centros de entrenamiento se ofrecen clases donde, al ritmo de la música, se baila y se salta como si estuviera en una discoteca o un club.
La razón para crear estos espacios es atraer a quienes no son muy aficionados con el ejercicio. Pablo Jara, gerente del G-Netic Gym, asegura que al tener una clase de baile tipo ‘fiesta’ los participantes disfrutan más porque se olvidan que están en un gimnasio.
“Hace cuatro meses empezamos con el G-Party”, cuenta Jara. Desde entonces hay cada vez más personas interesadas en esta actividad. Las clases de baile tipo fiesta se dan los lunes y miércoles de 18:30 a 19:30.
“Cuando tienes tanta presión y te enfocas en bajar de peso, en hacer ejercicio, en quemar calorías te frustras”, dice Carolina Martínez, instructora de Zumba y Samurai Fitness . “Cuando le encuentras el lado divertido al ejercicio tienes mejores resultados porque lo disfrutas más, asegura.
Recuerda que durante varios años no quiso saber nada de hacer deporte, le parecía tedioso y aburrido. Cuando encontró clases de baile donde podía simplemente relajarse ya no lo pudo dejar. Al respecto, Jara opina que la razón es que “las personas a veces hacen ejercicio porque les toca o les dijo el médico, pero no lo disfrutan”.
Si bien no hay estudios que comprueben la mayor eficacia de los ejercicios más divertidos, sí existen aquellos que muestran un mejor desempeño cuando las personas que se entrenan lo disfrutan. Un estudio de la Academia Americana de Salud y Fitness demostró que aquellas personas que disfrutaban más su ejercicio tenían más continuidad en hacerlo.
Específicamente, en las clases de baile se trabaja la resistencia y se ayuda a que las personas adquieran un mejor estado físico. Sirve principalmente para quienes no han hecho ejercicio durante mucho tiempo o han tenido desde siempre una vida sedentaria. “Se puede decir que el baile es un gancho para que poco a poco vayan haciendo otros tipos de ejercicios más fuertes y que implican nuevas técnicas”, explica Jara.
Otra de las actividades donde los estudiantes pueden ‘farrear’ son las clases de kangoo jump. Funciona de forma similar, explica Jorge Castillo, instructor en Kangoo Club Revolution de Quito. Durante una clase de 45 minutos se pueden quemar hasta 1 200 calorías, si se practica adecuadamente. En este ejercicio se utilizan unas botas de rebote de origen suizo, llamadas kangoo jumps; con ellas se rebota sin parar.
Las luces disco acompañan la clase y la hacen más entretenida. Las chicas bailan y saltan cada canción con energía. Estos elementos son característicos de la mayoría de estudios de Kangoo. La idea, nuevamente, es que los participantes se sientan motivados y que se olviden que están en un gimnasio. “Se relajan y se divierten muchísimo” agrega Castillo.
Este tipo de práctica, al igual que en el baile, activa el sistema cardiopulmonar. De esta forma se mejora la condición física y ayuda a ganar fuerza. Según el entrenador, esta actividad además es muy segura para la mayoría de personas. El impacto, indica, se reduce en más del 80%, que lo absorben las botas, por lo que se previene el daño en las articulaciones.
Durante una sola clase se puede llegar a rebotar más de 4 000 veces, por lo que el rendimiento y la eficacia del ejercicio aumenta en alrededor del 15%, asegura la firma suiza que creó las botas. En Quito, el Kangoo Club Revolution ofrece clases en la mañana y en la tarde en diferentes horarios. Las botas de rebote se adquieren en el mismo lugar y el gimnasio las presta a quienes se inscriben en algún programa .