Los vecinos se visten con uniformes de las tropas españolas para enfrentar a los indígenas. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
La tradicional fiesta del Inga Palla se celebró en cuatro sectores de Tisaleo, en Tungurahua. Los ocho priostes, que se disfrazaron de capitanes, presidieron los eventos religiosos en homenaje a la Virgen Santa Lucía, patrona del cantón.
También fueron parte de la escenificación de la batalla entre las tropas españolas contra los indígenas, que eran liderados por el cacique Tisaleo. Los nativos se opusieron a la conquista del Reino de Quito y a ser dominados por los españoles y por los cañaris, que gobernaron en territorios de las provincias de Cañar y Azuay.
Uno de los ocho priostes de este año fue el agricultor Miguel Tisalema. El hombre, de contextura delgada y tez trigueña, explicó que unas 450 personas le acompañaron en los eventos desarrollados en su vivienda, el parque central de Tisaleo, el barrio Cuatro Esquinas Pucará y en el sector conocido como El Relleno.
Las tropas, pallas, reinas, priostes, ángeles, guardaespaldas, pabellones, militares, pajes, entre otros personajes lucieron coloridos atuendos. Las flores, rosas, cintas de colores, bambalinas y otros accesorios adornaron los trajes de los participantes el pasado lunes.
Tisalema, de 52 años, fue el encargado de brindar la chicha de maíz y un plato de mote con hornado a los que le acompañaron en la fiesta en su vivienda de dos pisos, en el barrio San Martín. En dos pequeños cuartos, tres patios y en los sembríos de frutilla, tomate de árbol, manzanas y otros se acomodaron los comensales. Algunos personajes se protegieron del intenso sol entre las ramas de los árboles frutales.
“La mayoría de los personajes son familiares, vecinos y amigos que gustan de participar y recordar esta épica batalla. Otra de las razones es el agradecimiento de los favores recibidos de parte de nuestra madre Santa Lucía”, aseguró Tisalema.
Los actos ancestrales y religiosos se iniciaron con el rezo de un padrenuestro entre los participantes. En un terreno baldío se ubicaron los personajes y bailaron alrededor de los priostes, al son de la banda de pueblo. El comandante de las tropas, Marcial Panimboza, organizó a los soldados y oficiales para que se sumaran a la danza. Vestían trajes militares, boinas rojas, chaquetas con charreteras y otras insignias militares.
Algunos llevaban el emblema patrio del Ecuador, otros de España y espadas que fueron elaboradas con madera. “El baile es en agradecimiento al prioste que nos brindó un platito de comida. Luego de este ritual recorremos las calles de Tisaleo hasta el cerro Pucará, donde se recibirán las bendiciones de nuestra madre santísima”, indicó Panimboza.
La procesión duró alrededor de dos horas. En las canchas del barrio Cuatro Esquinas Pucará, los priostes recibieron presentes de los organizadores y agradecieron a los asistentes su participación en el Inga Palla. Luego la multitudinaria delegación avanzó hacia el sector de la quebrada El Relleno, ubicada en el centrosur del cantón.
Los jinetes, con sus adornados caballos, bajaron por una pendiente de tierra hacia el sector donde se presume se desató la sangrienta batalla. Los priostes, Jaime Capuz y Piedad Panimboza, recibieron la ayuda de los vecinos de Tisaleo y de Huachi Grande, en Ambato, para luchar contra los indígenas.